domingo, 28 de diciembre de 2014

Sueña conmigo.





Estoy tratando de mantener la calma desde que todas esas pistolas me apuntan en las sienes y no disparan. Joder, ¡no disparan! y las luces de la calle han dejado de existir en mi retina, todo se está quedando oscuro. Tengo la ansiedad atada al cuello, al estómago y a los temblores de mi cuerpo. Estoy tratando de mantener la calma, pero no disparan y qué se yo.
Me estoy acordando de tu pelo, de tu pequeña habitación oscura.
¿Por qué siempre está a oscuras y nunca en silencio? 
No puedo dejar de pensarte, tengo unas ganas horribles de follar contigo o de que me enseñes el camino hasta tu baño.
Me estoy ahogando de tanto llover por dentro, toda esta tormenta no me deja dormir y anoche estuve soñando contigo. Y qué tortura cuando me he despertado. Jódeme la vida, no te preocupes por mis cicatrices. Quédate conmigo ahora que todo arde, que nadie quiere las cenizas.
Has escrito un libro en mis ojeras, aunque no lo sepas. Aunque lleves todo esto al margen y nada te importe una mierda. Quiero gritar. Quiero disparar yo el arma y que se joda el espejo. A nadie le importa sus pedazos, lo he dicho innumerables veces. Nadie escuchó aquel portazo.

¡Quédate!                                                                                             (no permitas que me marche).

Me estoy torturando con tu niebla, con las ganas de volverte a ver. Creí haberte perdido en septiembre, pero volviste con polvo en la cartera, con la camisa de fuerza entre las pupilas y tus ganas de que volviera a desatarla. Escríbeme otro mensaje de tregua, que me tatuaste tu cruz a las espaldas. No creas que no te quiero, que te quise por lo que fuiste y no por lo que aparentabas.
Hablo de nombres en clave, de los lavabos con tu nombre, de escaparnos a Madrid. Conservo tus recuerdos en la sangre que vertí por el desagüe, y a nuestros hijos en las cartas que me tiraste. Cuando borracha te escribí mil mensajes. Te llamé capullo y cielo en una misma frase. Nuestro escondite siempre fueron tus cuatro paredes. No busques más donde no hay nada. ¿Cuándo vas a entender que mis ojeras llevan tu nombre?
Estoy harta de las caras. De las voces. Coger un libro de la estantería de tu cuarto y sentarme sobre tus sábanas. Con el culo cansado de estar sentada todo el día. Cansada de ver tanta gente y de que tu cajetilla de tabaco siempre esté abierta. De tu ropa por ahí tirada en un desorden delirante. Fúmate ese cigarrillo y vuelve a desnudarme.
Voy a gritar que me vuelves loca, literalmente. Voy a tocar las cuerdas de tu guitarra hasta que te sepas el número de veces que las rasgo hasta que me arranco a cantar tu canción “preferida”. Hasta que te enamores del pelo que se desliza por mis mejillas tapándome la desidia. Hasta que vuelvas a abrazarme por la espalda mientras te canto despacito que te quedes.

Escribir. Escribir. Beber cerveza. Follarnos. Llorar. Fumar. Drogarnos. Escribir. Besarte las heridas. Abrazarte la coraza. Hacerte el amor. Quererte toda mi puta vida.

No voy a hacerte promesas por el simple hecho de ver tu sonrisa, ¿recuerdas? Voy a mandarte a la mierda para que vuelvas conmigo. Voy a pedirte que te quedes mientras me largo. Voy a gritarle al mundo que no hay nada que no me guste de ti.
Voy a hacer de tu infierno la mejor cama, el mejor orgasmo y de mí tu mejor pesadilla. No tengo nada que perder más que tu paciencia conmigo. No te canses nunca, porque yo no lo hago. A la mierda el amor propio, ¿no ves que te echo en falta?

¿No ves que no te has ido y ya has hecho las maletas?

Dios, voy a volverme loca y no hay cielo hecho a mi medida. Déjame quedarme en tus infiernos. Déjame decirte que sigues teniendo mi nota de suicidio y aún no te ha hecho falta. Dime que no me quieres y que nunca he significado nada. No te rías.
Sé que todo esto no tiene sentido, y qué. Cuándo nada de lo que hago tiene el más mínimo sentido. Te quiero, más que a mi puta vida, dime qué sentido tiene eso. Voy a llorar aunque tú no lo quieras, aunque me pidas que no lo haga. Voy a quererte y a buscarte hasta que por fin admitas que te encanta, entonces me quedaré contigo hasta que el tiempo desgaste nuestra ruina. Voy a ser yo, sin fingir, lo prometo. Voy a salir de esta mierda y luego volveré para sacarte. Que te jodan si aún crees que miento y que no puedo. Y deja de reírte.


Vamos a ver una peli porno, que ya te echo de menos.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

«ojalá te hubieras quedado».



Anoche tampoco dormí una mierda,
supongo que no va a cambiar mi suerte nunca.
Hace tiempo que he dejado de sentir nada,
y todo empieza a deshacerse poco a poco.
Hoy es noche buena, o mala, o a secas.
Ayer me preguntaron si me pondría sexy; qué tonterías, como si no lo fuese ya. No sé qué me ocurre. Ya he dejado de escribir (como lo hacía antes), odio a cada una de las personas que me rodean porque ninguna se da cuenta de que me estoy hundiendo. Que llevo tiempo ahí abajo, pero supongo que es más sencillo saludar desde arriba, restregar bien toda la mierda y olvidarse de lo que había al final, porque al fin y al cabo no eres tú.
Y porque supongo que no me importa.
Quise que fueras feliz a mi lado, que te quedaras hasta que el tiempo decidiera que somos lo bastante patosos como para no saber sobrellevar todos nuestros desastres. Quise que fueras tú el que no se conformase con saludar desde arriba. Pensé que quizá tú bajarías conmigo. Pero resulta que tú estabas más abajo, fui yo la que bajo por ti y se acurrucó a tu lado.
Supongo que aprovechaste para subir por encima, colocarte en mi hueco, no lo sé. Me hiciste la de Teseo y ni siquiera conocerás su historia.
No le diste tiempo al tiempo, te lo quedaste y decidiste por los dos que todo saldría mal. Que yo jamás aguantaría a tu lado. Pero te equivocas. Sigo estando a tu lado aún que tú estés lejos. Sigo siendo yo la que se preocupa por ti. Y seré yo la que se quede a pies de tu cama cuando enfermes. Seré yo la que te lea poesía cuando todo sea gris. Cuando el mundo se olvide de tus ojos verdes, seré yo la que describa tus detalles cuándo no recuerdes cómo eras entonces. Y supongo que no te conozco.
He pasado todo este tiempo conociendo a una persona para finalmente darme cuenta de que no sé quién eres.
Y ojalá nunca tengas que arrepentirte. Espero que nunca tengas que decirte lo de "ojalá me hubiera quedado".
Bien, pues vete.

A veces creo que simplemente no estoy hecha para vivir. Que estoy desperdiciando oxígeno, que de tanto hacerlo sin parar me acostumbré a respirar y a derrochar el aire fresco. Y sólo unos pocos sabrán qué significa eso. Y otros pocos que no es mío.
Ni siquiera sé qué quiero estas navidades. Le pedí a mi hermana un cuaderno para escribir. Y tiene mi regalo sobre la cama de mi habitación. Sin envolver, en la bolsa. Ahí.
Pero no me apetece ni mirarlo. No me mal entendáis, quiero saber qué es. Quiero saber cuánto me conoce mi hermana. Pero no quiero fastidiarme la sorpresa. Yo, en cambio, no tengo ningún regalo para nadie. Y tengo todo el dinero ahorrado para ellos.
No sé qué mierdas me creo. No entiendo que hago aquí. Si por fin mi hermana me regala el cuaderno, no volveréis a verme por aquí. Supongo esto lo hacía para que me leyeras, y funcionó. Pero ahora ya no. Ahora soy yo la que necesita esconderse. Quiero que ahora sean ellos quiénes me busquen. Quiero poder ser yo a solas, y disfrutar mientras escribo en el folio. Que no sepas lo que te escribo, porque al fin y al cabo me lo escribo a mí.
Siempre he creído que el amor era un cuento, que no existe, que no era para mí eso de proteger a otra persona.
Ahora veo que lo que odiaba era vuestro prototipo de amor. Que no sois más que una panda de caprichosos.
Te juro que jamás te quise como quieren ellos, que yo te sobrevaloré. Que te vi y desde el primer momento quise que fuese tu cama la que recordase mi cuerpo. Que fuesen tus manos las que se aprendiesen las líneas de las mías, cada centímetro de mi piel. Que fuesen tus ojos los que no me viesen ninguna imperfección porque todas fuesen perfectas para ti.
Y tú estás jodidamente loco. No conozco las líneas de tus manos porque me perdí en tus ojos desde el primer instante, supongo que te diste cuenta. Pero sé dónde acariciarte en la espalda cuando follamos. Sé que te encantan los besos en el cuello, y que te respire cerca de la oreja. Ni siquiera lo entiendo, pero te he besado innumerables veces por detrás de la nunca. Te he abrazado por la espalda cuando desnudos me pedías que cerrase los ojos. Y me sé cada libro de tu estantería, tus frases favoritas de los libros. Lo que te hacían sentir sus historias. Sé que te cansas rápido, que te quejas de mil cosas en un segundo y que me odiabas cada vez que te recordaba la frase escrita en tu pared. La de aquel periódico viejo.
No te conozco, lo sé. No sé qué piensas cuando todo se apaga, cuando la noche entra a tu cuarto y tú sigues despierto.
No sé cuál es tu comida favorita, ni tu color. Ni siquiera recuerdo tu cumpleaños.
Pero sé que podrías haber sido feliz a mi lado. Que te den por culo, ¿vale? Sé que lo habrías sido. Y me da igual tu estúpida manía de querer manejar el tiempo. De querer todo bajo control aunque se te escape de las manos.
Vamos a cambiar de año, de número, de mes, de todo. Me pediste volver a empezar desde el principio. Tú reseteas la memoria en septiembre. Yo ahora quiero hacerlo en enero, quizá marzo.
Te seguiré esperando y lo sabes.
No os deseo feliz navidad a ninguno de los que os habéis parado a leer esto, pero gracias.
Espero que mi regalo sea el cuaderno.
Que no volvamos a vernos.
Y recuérdame siempre, porque yo no te olvido,

 tú no me olvides nunca.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Cada día más flacos.




"Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo,
iluminado
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos.

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.
También hemos hablado en la cama, sin prisa, muchas tardes,
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuando te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.

Así he vivido yo,
como la luz de un sueño
que no recuerdas cuando te despiertas".



- Quique González.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Disorder.





Hacía frío, del que se cala en los huesos y la sudadera te sirve para tapar el pecho y poco más. El cielo era tan gris que de un momento a otro esperaba ver dementores cerca. Lo cual hubiese sido una putada porque no me permiten hacer magia fuera de la escuela.
Era uno de esos días en los que no sabía si el tiempo se había puesto de acuerdo conmigo o había sido yo la que le había correspondido. Pero el viento despeinaba mi pelo y poco más podía hacer que dejarle.
Es increíble lo mucho que me recuerda a ti pasear por el pueblo, y lo poco que lo hicimos. A veces no sé si fuimos un error, o si ni siquiera fuimos. Porque sé que el tiempo existe, pero lo nuestro es relativo.
Hace tiempo que ya no te escribo, y empiezo a sentirme culpable porque eso significa que quizá estoy pasando página, y empezar otro folio en blanco sin recordar tus ojos es algo impensable.
Aún me duele recordar tus ojos, y recordarte a ti conmigo, o a ti con ella. Me duele todo y nada me importa. Pero empiezas a ser un recuerdo, cuando lo que yo quise fue tu cuerpo junto al mío.
Y echo de menos que siempre lo jodieses todo, porque contigo nunca se sabe. Porque igual te escribo poesía que simplemente me dejo llevar por mis recuerdos. Pienso en cosas que no han pasado nunca, pero que me habría gustado. Y es quizá eso lo que me está jodiendo de ti, que no supe manejarte. Alguien a quién le gusta tener todo bajo control, y es irónico cuando todo se me escapa de las manos. Nunca he sabido manejar una situación, pero analizo y espero hasta que incluso podría explicarte algo que ni si quiera he hecho, por el simple hecho de que habría observado cada detalle de tus gestos. Los describiría y podría escribir lo que sentiste en aquel viaje en autobús hacía su boca cada viernes.
Y a mí, ¿quién me analiza? ¿por qué no soy capaz de auto analizarme? ¿quizá tengo miedo de todo lo que pueda encontrarme, o de que realmente no me encuentre con nada?
Deberías saber que prefiero esperar a que amaine la tormenta a salir en medio de ella y ponerme a salvo. Aunque la tormenta sea yo y no amaine nunca.
Odio el tabaco, pero me encanta expulsar el humo, odio el olor que deja en mis manos y su sabor me es indiferente. Sólo sé que ahora me recuerdan a tus besos, y cada cigarrillo mata por dos.
Aquel día era gris, sí. Pero nada comparado con el verde de tus ojos, con las manchas de los míos. Con los sueños rotos que hoy nos cortan y nos hacen herida.
Nada de esto habría pasado si yo no hubiese elegido el camino de las drogas. Si jamás hubiese mencionado aquel porro, del que tú intentaste aprovecharte.
De verás no tengo ni idea de lo que escribo, sólo sé que llevo tanto tiempo sin dormir que creo estar en un sueño continuo. La cabeza me da vueltas porque los ojos me pesan, pero debo mantener bajo control todo este desorden. Así que no importa. Mañana será otro día, y será un día menos.
Follaremos como si nunca nos hubiésemos conocido, pero te dejaré esta vez una nota en la que no te sientas atrapado. Dejaré a un lado lo de quererte, porque ni si quiera yo me lo creo. Y hay miedos que son mejor no superarlos. Tu libertad está limitando la mía, y necesito un café a las siete de la mañana si no quieres que me pase el día de morros.
Me dijeron que cualquier chico podría escribir poesía sobre mí, pero aún nadie lo ha hecho. No oigo más que lamentos que no llevan a ninguna parte.
No me gusta relacionarme, el contacto me hace daño. No bromeo, todo me parece absurdo, y ni si quiera me interesa lo más mínimo eso que me estás contando. Mantengo un diálogo conmigo misma cada vez que tus labios empiezan a emitir sonido. Luego asentiré y sonreiré como si lo hubiese entendido y te conformarás con eso; por eso nunca he contado un secreto. Por eso nunca me acuerdo de los nombres.
Por eso me parecéis tan simples y conformes, porque todo se basa en vosotros mismos. Porque os pasáis la vida buscando algo que no existe. Y es triste. El ignorante vive feliz, pero no vive realmente. El que se interesa por conocer se lleva decepciones. Luego estoy yo que intento ser todo lo ignorante que puedo. Que no le veo sentido a nada, y me parece una auténtica putada que no me hayan preguntado si quería existir. Quizá en otra época; ahora todo es una mierda y el día gris me recuerda que no es el día, sino las noches lo que me atormentan. La tormenta que no amaina y todos los besos que no pude darte.
Si algún día escribes sobre mí, intenta dejar a un lado la inestabilidad y toda la oscuridad que desprendo. Céntrate en mis ojos tristes y en todas las manías que tengo. Describe mi pelo y compáralo con algo bonito. Que no se te olviden mis mejillas y las veces que bailo rock and roll en la ducha.
Qué difícil se me está haciendo dejarte ir, ahora solo quiero silencio.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Spotless Mind.




Como un sueño que marchita,
Como una flor que se deshoja,
Como si la vida fuese viento
Y nada haya sido comparado con sus ojos.
Que hablen los poetas y no se atrevan a descifrar su mirada,
Vuelve para poder decirte cuánto me has destrozado
Cuánto tiempo he necesitado para olvidarme de tus arañazos.
¿Y si fuese yo la que lo deja todo a su espalda?
No me comprenden, no he elegido elegir la vida.
Reniego de la primavera si no va a traerme tu perfume.
Que le jodan al invierno si no me calientan tus abrazos.
Que le jodan a las farmacias
Y  a los colores rojos de mis mejillas.
Ha sido un placer poder quererte
Pero muchísimo más odiarte.
Y tú sigues diciendo que lo sientes.
Que llore abril
Y sus mil aguas.
Que se muera septiembre
En tus heridas.
Que vuelva mayo para volver a besarte.
Que noviembre sea triste en sus esquinas
Que se joda diciembre y su jodido frío.
Yo quemo más que todos tus incendios.
Quizá debiste apagarlos antes de besarme.
O quizá debí rendirme cuando aún estaba a tiempo de no matarme.
Dile adiós a mis suspiros en tu oído.
A todas las horas muertas.
Coge mi odio y fúmate otro cigarrillo.
Vuelve a mirarme de reojo,
Tatúate mis pestañas a la espalda.
Porque allí me quedé dormida
Mientras tú huías
De todas las sonrisas que hacían débil
Al niño de la reputación de fuerte.
Que te jodan si prefieres discutir
A volver a abrazarme en tu cuarto
Mientras te digo que no me faltes nunca.
Vuelve cuando quieras, porque estaré jodida en una esquina
Donde tú tiraste mis pedazos y no quisiste cortarte.
Donde firmaste que no tenías la obligación de hacerlo.
Puede que yo jugase mal mi parte
Y que realmente seas un jodido embaucador que flipas.
Yo sólo quise follarte y lo hice
Si cuando fui a amarte sólo me encontré con ruinas.
Hablabas de roma como quien miraba tus ojos
Hablabas del amor y de lo jodido que era perder
Tu último mechero,
Y qué más da, si volveré a robarme otros cinco.
Y qué más da, si todos mis caminos conducían a tu calle.
Háblame ahora que te echo en falta
Que todo me sale mal y sólo avanzan las horas
Y se me aprietan al cuello como una soga.
Si alguna vez dije “te quiero”,
Sin duda alguna iba borracha.
Pero si dije “quédate”, joder,
Estaba jodidamente enamorada.
No hablo de príncipe y princesa.
Hablo de chico conoce a chica
Y la chica es emocionalmente inestable.
De chico con trastornos bipolares.
De dos enfermos de psiquiátrico
Besando cada parte de su cuerpo.
Que esta noche no me ceben a pastillas
Que quiero verte dormir
Y durante un tiempo parecer
Que has muerto y no vas a hacerme daño.
Como ves siempre ha tratado de mí
Y de mi corazón inestable
De mí y mi obsesión conmigo misma
De no querer volver a dañarme
Ni un solo rincón más del corazón
Que se ha cansado de cicatrices.
Pero entre todo mi yo
Existía un tú que no hacía más que gritar mi nombre
De joderme la puta vida por entrar dentro
Y después salir como el que rompe un espejo.
Mírame ahora que estoy sincera
Que mis lágrimas han limpiado mis retinas
Y puedo verte las heridas.
Mírame ahora que somos tan iguales
Porque siempre quise follarme a mí misma.
De todas tus putadas
Me quedo con la que dijiste “te quiero”
Y sin duda con la de follarnos en portales.
Jamás quise esto para ninguno
Y sin embargo no he sabido hacer otra cosa.
Recuerdo hacerte una promesa
Que no llegué a cumplir por tu culpa.
Recuerdo haberte escrito un adiós en la servilleta
Cuando aún ni siquiera me habías dicho hola.
Porque supe que esto pasaría
Y quise arriesgarme por si me equivocaba
Pero no falla,
Ya sabes,
El 95%.
No diré que me arrepiento
Porque volvería a hacerlo mil veces
Pero esta vez apostaré por mi bajo vientre
Para que disfrute y se deje de gilipolleces. 

sábado, 22 de noviembre de 2014

Pienso, luego sufro.




Cuando te das cuenta de que lo que haces es completamente estúpido, ya es demasiado tarde. Ya te has enganchado a otro infierno de lluvias de sangre. De ojos inundados de recuerdos rotos. 
Ya llevas otra sangre que no es tuya, que se mezcla y te destruye. Pero es domingo y te despiertas pensando en el café, en todas las veces que has desperdiciado tu vida.
Comienza la autodestrucción. La que te da dolor de cabeza y de estómago. Pero no hay cojones a llorar por nada. Yo que sé, no quedan lágrimas.
Recaes en un infierno sin luces, del que creíste haber salido. Del que no saldrás nunca. Porque los demonios lo llamamos hogar. 
¿Por qué te fuiste?
Le hablo a mi pasado. A las sonrisas que no tuve. A todo el amor que no he dado, porque estoy vacía.
Lo tenía todo a mi favor, para no torcerme, para haber escogido otro camino.
Pero era una niña con demasiado odio en los ojos, con demasiada carga sobre los hombros.
¿Qué esperabas que hiciese?
No miento cuando digo que estoy triste, que llevo así más tiempo del que habla de un día malo, del que habla de una mala racha. Que yo hablo de una vida sin esperanza, de que a nadie parece importarle los cristales rotos. De que no hay dios que me salve.
Hablo de cuatro años escondida en sudaderas XL, de capuchas, grinder y mechero. De cuatro años que parecen siglos.
Y aún sé que me queda toda la vida para seguir siendo una mierda. O de intentar llevar las riendas de un futuro incierto que se aleja, porque esa cuchilla me está rozando las venas.
"Que no te digan que no puedes, nena" y te fuiste como si te importase una mierda. Como si supieras que destruyo lo que toco, pero a ti te regalé caricias. No convertí mi piel en lija, como cheb. Te dije que quería tus demonios, y te largaste de mi infierno.
Y en lugar de un "no te vayas"; "tú verás".
Que no te digan que nunca fui importante, que sigo perdida en tu paraíso de lunares. Que yo existo y tú existes. Y eso a nadie parece importarle. 
Estoy desnudando mi alma, mis miedos; a alguien cualquiera. Y duele.
No sabéis lo que duele desnudarse en un folio en blanco, y regalarlo porque tú ya no lo quieres. Porque igual alguien lo aprecia.
Porque confío en que alguno sabrá leer entre líneas. 
Y confío en que volveré a cagarla.
No finjas conmigo; que se calle el ruido que no me deja expresarme. Que se paren los latidos, que vuelvas a abrazarme.
Jamás sabré poner fin a nada de lo que hago. 
No me despido porque nunca fui de nadie.

Ojalá tengas el sexto sentido;

domingo, 16 de noviembre de 2014

Si tú me leyeras.





No me han dicho tus demonios
Que aquel día lloraste como un niño,
No me han dicho tus suspiros
Que aquel día murió más de un alma.

Pregúntale a los míos por tus ojos,
Que dicen que ni el mar abarca tanto odio en dos pupilas,
rotas
Que todo está más frío desde que ya no me abrazas. 

Dile a tu tormenta que no cese, que te quedan mejor las ojeras
Y que los cafés para ti no tienen ningún efecto. 

Yo te sigo esperando bajo las sábanas
Donde algún día fue divertido mirarte desnudo
Y hacer caricias en tu espalda.

Sigues siendo el chico triste
Que mantiene su reputación a raya
en todos los lavabos.

Y yo sigo siendo
Cualquier chica triste que finge ya por instinto
Porque ningún corazón la ampara.

Ofrece me 
Otro cigarrillo, que este prometo cogerlo. 
Intentaré esta vez
no cagarla.

Y por favor,




quédate.       No te vayas.   

sábado, 15 de noviembre de 2014




El alma al suelo, pisoteada
por una sola mirada
que ni siquiera me ha visto,
niños pequeños visten de luto.
¿Dónde están las luces de Navidad este noviembre (siempre triste)?
Ahógate en mi vaso de lágrimas
todas desde que te marchaste.
Volando alto en horas bajas, que yo no toco techo porque ya me lo he tragado, digerido y vomitado.
Ojalá te atragantes con mentiras de otra pava,
que jode más que tragarse las propias.
Que al fin y al cabo ya llevaban tu nombre
mis insomnios, digo
por tus ojos y toda esa mierda
de que no puedo pagarme el vicio
y toda esa estúpida ley que me hace replantearme si realmente quiero cortarte la polla y servírtela como aperitivo.
No te vistas nunca
que no he visto mejor traje que tu cuerpo desnudo
por eso me jode esto
de tener que hacerme la dura
por unos ojos que me hacen débil
porque intento odiarte tantas veces al día
que acabo agotada
más incluso que en nuestros polvos
porque aún tengo tus manos en mi espalda
de la última mañana
en la que prometiste llamarme
no debería sorprenderme
así que saco otro cigarrillo
como si me importase una mierda todo esto
como si no me hubieses jodido la vida
como si no hubiese visto esa mirada
mírame y di que no nos conocemos
que te jodan, coño, que te jodan.

martes, 11 de noviembre de 2014

Pura frustración. El círculo vicioso.




A veces,
quiero chillar,
llorar
gritar:
"hey, sigo aquí
y estoy viva"

A veces,
me digo a mí misma
que es silencio
que no son voces.

No,
la soledad no me preocupa.
No sé,
dicen:
"La soledad es el mejor
momento para estar con
uno mismo"

Y he ahí el problema,
no es la soledad
es estar sola
conmigo misma.
Y ni tú, ni nadie
sabe lo que es eso. 

No quiero hacerte la putada.
Así que tira, venga,
sal de aquí.

A veces,
cuando nadie me mira
me odio un poco más alto
en silencio.

Y alguien decía;
"¿por qué pides perdón
por ser tu misma?"

¿Te parece poco?

Coge los cigarrillos
y todos mis demonios.
No quiero volver a verte.
Es culpa de la psicosis.

Coger el bus,
de vuelta a casa
o hacía ninguna parte.
Y darte cuenta
de toda la música triste
que tienes en el móvil.

Las bragas mojadas,
las mejillas
y todo eso de
las pupilas dilatadas.

Dejé las pastillas,
la camisa de fuerza.
Se lo he devuelto
hecho trizas.

Debiste haberme salvado.
Jack Daniel's, por favor.
Y el café a las siete de la mañana.
¿Los orgasmos?
Dispara ahora
que me tienes delante.

Volver
¿de dónde?
Volver
sin más.

¿Y qué?
Yo también morí
en aquel septiembre.
Entre tus brazos,
cuando no quise soltarte
o soltarme.

¿Sientes algo?
Demasiado.
Quita,
para de abrazarme.
¿Tienes un cigarrillo?

Este es el cuento
de final abierto
que se desangró.

Sólo silencio
pero irónico
es tu lucha
contra la mía.

Las ganas de follar
o abrir el ron.
¡Dos con hielo, por favor!

No,
no quiero escribir poesía.
No quiero ser artista
ni tener las tetas enormes.
Me conformo con no tener
el coco vacío,
la cartera llena
y un poco de carmín de labios.

Puro vicio.
Salir de aquí.

¿Infierno?
Sweet home.



domingo, 9 de noviembre de 2014

Cuídate.





Me dijo:
"Chica,
deja de joderte la vida
o dejaré de tener sentido en ella".
Y yo que sé, ya llevaba el cigarrillo a medias.
Y lo habría tirado de haberlo sabido.
Todo, incluso el grinder que compré
en septiembre, cuando la cosa se empezó a torcer de cojones.
Incluso los cinco euros
que me costó la yerba
porque no tenía más dinero.
Y cuando todo dejó de tener sentido
tú lo dejaste todo en mis manos
y ya te habías llevado todo mi orgullo.
No sé qué cojones esperabas que hiciera.
No creas que te estoy echando la culpa
de que no te quedaras.
Al fin y al cabo,
ambos dijimos que ninguno
de los dos podía enamorarse del otro
o todo se iría a la mierda.
Viniste pidiendo que te jodiese la vida
y ya no quedan cigarrillos
para jodertela.
Y yo sólo quería hacerte el amor
y me daba igual dónde.
Podría haber hecho de tu infierno
el mejor sitio de tu vida
porque te habría follado
hasta el corazón.
Pero le pedí demasiado
a tus demonios.
No te culpo,
yo también quise joderte la vida
cuando tus ojos empezaron
a no dejarme dormir.
No me mal interpretes
habría dormido contigo
todas las noches
a pesar de tu respiración de mierda.
Y no habría dicho nada más al respecto
que un simple "gilipollas" a tiempo.
Y que de fondo
de todo este cuento de mierda
sonase Johnny Cash a todas horas.
Y un poco de jazz en el desayuno.
Y rock n' roll en la ducha.
Pero tu cama ya no recuerda mi perfume
y no veas qué putada.
No te preocupes por mí
que seguiré jodiendome la vida
sin tus ojos.
Que ya que he perdido el juego
al menos quiero saborear la derrota
porque sinceramente
nunca quise ganarlo.
Pero chico,
ojalá me recuerdes siempre
porque no tengo cojones
de olvidarte.
Y esto me jode más a mí que a ti.
Que el hecho de que me haya ido
sin hacer ruido
es porque 
tu silencio es lo único que conservo.
Y prefiero no romperlo.
Pero te echo de menos
cuando me corro, sobre todo.
No dejes de leer la nota de suicidio
que dejé sobre tus sábanas.
Y cuídate;
sobre todo cuídate.


lunes, 3 de noviembre de 2014

Reset.




Los domingos solían ser menos tristes con sus ojos, pero hace tiempo que dejamos todo eso de ser, y lo de el uno por el otro.
Estoy empezando a aceptar que no me necesitas, pero sigo soñando contigo. Como un castigo (o algo) por haber prometido que me quedaría.
Tengo un problema con el andén y con sus vías, me gustan más los trenes perdidos, que los que tienen un destino de antemano. 
Aún así, prefiero perderme en tus lunares, que me dan menos problemas.
Te odio con todo mi cerebro. 
Aún intento comprender cómo tuviste los cojones de decirme que me querías mirándome a los ojos.
Cuando yo, que me moría por besarte cada segundo de mi vida, no fui capaz de hacerte esa putada.
Te he salvado tantas veces de mí, que me suena burdo tu plan de escape. Que no cuela eso de que querías protegerme, ni toda esa estúpida farsa que inventaste. 
Espero que no vuelvas cuando lo superes, porque soy débil a tus ojos, y me quiero muy poco como para tener que volver a verte.
Si no lo entiendes prefiero que te alejes.
 Yo ya dejé de buscarte, tú ya dejaste de mirarme.
Como si alguna vez hubieses logrado verme. 
Están hablando sobre amor y yo ya voy por mi tercer cigarrillo 
(lo verde es puro aliñe)
están sonriendo como si todo fuese bien y yo miro la punta de mi zapatilla como si nunca hubiese visto nada parecido. Podría haber estado horas así, sin moverme. Hasta que el reloj corporal de la droga me pidiese más. Cuando me vacío, literalmente, y necesito más, cada vez. 
Podrías haber muerto delante de mis narices y yo no habría hecho absolutamente nada para salvarte, salvo poco más que mirarme la punta de la zapatilla.
Sólo cuando el reloj se vaciase habría registrado tus bolsillos, ¿tú no?
Nunca tengo suficiente.
Es divertido escucharlos decir que llegue el invierno, cuando yo llevo el mío tatuado por dentro. 
No tengo las manos frías por el corazón grande, a ese lo tengo encogido en una esquina, hecho añicos.
Las manos frías son de la muerte por dentro.
De estas ojeras negras, de dormir poco y soñar mucho.
Si esta noche vuelvo a tener pesadillas, empezaré a echarte las culpas.
Tú y yo nunca debimos ser más que tú y yo por su camino.
Pero me besaste.
 Todos los desastres de la mano.
Y yo enganchada a tus ojos como yonki a la farlopa. 
Como cualquier frío en exceso, empieza a quemar.
Tengo las pupilas llenas de odio. Mírame y di que no fui suficiente, que te mereces más de lo que mis ojos te ofrecían; o que te den por culo y no vuelvas nunca, así acabaremos antes con toda esta absurda batalla de egos. Con todos tus silencios de mierda y todos mis dramas por tus sábanas.
Ya no me desangro en tus bases ni tu poesía de mierda. 
Ya no pido perdón si digo que odio todo lo que me has hecho escribirte.
Ojalá nunca tengas que leernos, porque tus ojos eran peor que el infierno y los míos piden silencio a gritos.

jueves, 23 de octubre de 2014

- 47 y 1.






Estoy esperando que suene el jodido móvil y salga tu nombre
para no cogerlo y que el tiempo corra de mi parte.
O luchar contra las ganas de volver a escucharte,
esta noche tampoco me acordaré de tu nombre.
Voy a tratar de mantener esto en orden,
o dejaré la cajetilla sobre la mesilla de noche
pera recordarme que todo esto es real
y que está pasando.
Si todas las noches se vuelven eternas empezaré a dormir por el día
y a sobrevivir por la noche.
Escúchame.
Estoy llorando lágrimas invisibles
porque ya ni tu silencio expresa.
Para una vez que hago algo bien y acaba mal.
Si no me sabes querer, no vuelvas a llamar.
Y si no vienes conmigo pues que te vaya fatal.
Porque hay corazones vacíos llenos de rencor
y el mío te ofrecía más que cigarrillos a medias después del polvo.
Vamos, no me jodas con esa actitud fría
si te he escrito más poesías que todos esos poetas juntos a la luna.
No me jodas con tonterías, si te he visto mirarme y no querer compartir
conmigo la cocaína por no joderme la vida.
Y para qué querrías salvarme, si te vi confesarme
que te ponían las mujeres que se dejaban meter de su cintura.
Vamos a llevarnos al margen, que no quiero más líneas torcidas.
Que ya hay demasiados tachones.
Salgamos de esta cada uno por su camino.
Que ni tú puedes salvarme ni yo podría llegar a entenderte.
Llámame cuando te encuentres.
Yo estaré disponible.
Quizá más que perdida, intentaré no encontrarme en tus ojos esta vez.
La próxima.
Trenes perdidos en el mismo andén.
Cuidado con las miradas que engañan,
que luego te exigen olvidarlas y tú ya estás hasta las trancas,
hasta los huesos.
Y no existe una maldita droga que se compare con tus besos.
Conseguí borrar tu número, pero quién va a borrarme los recuerdos.
Si el próximo tren va a salir ya y yo sigo esperando al tuyo.
Porque todo lo que sube
baja,
y todo lo que empieza
termina.
Y termina en el principio.
Y allí estaré yo con la cicatriz en el pecho
y el corazón en las vías (del tren.)
Para que pases por encima y te sientas culpable de una maldita vez.
Que fui yo la que tiró el corazón
pero tú lo hiciste pedazos.
Todas las sábanas blancas se volvieron rojas.
Todos los relojes a las 00:21.
Y todas las drogas en mis venas.
He decidido que en el próximo tren salto (a las vías),
que si no son tus ojos los que vea cuando despierte
no quiero tener que ver unos que intenten calmarme.
Y si no es suficiente,
dejaré la estación y las miradas perdidas.
Volveré a las noches sin pastillas y a las mañanas del café con prisas.
Que si no vas a buscarme, haré el equipaje y emprenderé yo el viaje a mis adentros.
Pasarán los trenes y yo agacharé la mirada.
Quizá algún día pueda saludarlos sin subirme.
Pero de momento quiero olvidarme.
Otra vuelta de tuerca.


miércoles, 22 de octubre de 2014

love is; but you are stupid.





No quiero decepcionar a mi folio,
pero hoy ya no voy a escribirte poesía. 
Suena absurdo, todos esos versos que ni siquiera has leído. 
No quise darme cuenta, 
estaba ciega de miedo.
Por tus ojos, que me salvan cuando todo se vuelve oscuro.
Pero me has hecho abrir los míos.
Quizá queriendo. 
Todo esto suena burdo.
Mira, prometí quedarme contigo
pero no si te largas. 
Si te quedas, me marcho yo.
Prefiero pensar en lo que nunca fuimos
por lo que pudimos llegar a ser, eso se lo regalo a tus insomnios. 
El silencio otorga
me estoy quitando la soga de mentiras por tu culpa
reconstruyendo la coraza.
Los corazones rotos nunca conquistarán el mundo.
Cuestión de prioridades,
si tú cerrabas los ojos al besarme
(el que no creía en el amor)
y yo me quedaba en silencio
porque no encontraba mejor respuesta. 
Poniéndole tiritas al alma como Mafalda;
subiéndome la falda en los lavabos con nombres pintados
ninguno es el nuestro
(y menos mal.)
Si volvemos a vernos
evita preguntarme 
cualquier cosa
invitame a un café
y vemos si estoy dispuesta a dirigirte la palabra
si no es para blasfemar sobre ti. 
No estoy dispuesta a desperdiciar más tiempo
salgo a la calle ya por instinto
porque todo es distinto desde que mi silencio muerde. 
Evítame, a secas.
Supongo te será sencillo.
Si todo ha sido una absurda mentira
qué más da si se rompe.
Si me rompiste. 
Si no lo arreglas.
Si vuelves
si insistes
si ni siquiera tú te entiendes.
Qué más da si volvemos a odiarnos
si se nos da mejor que querernos. 

martes, 21 de octubre de 2014

04:57.




Quizá la culpa fue pensar que podría pedir que te marchases sin que lo hicieras. Y sea lo bastante ingenua como para seguir pensando que en realidad todo fue culpa mía. 
Y viene otra buena hostia de realidad.
 Y entonces sé que a veces todo se va y no vuelve. Que lo de "el último antes de volver a vernos" se convirtió en "es la última vez que nos vemos".
Quizá la culpa fue creer que yo era suficiente, sabiendo que nunca lo he sido. Esperando algo que nunca terminó de llegar. Haber visto el final desde el principio y haber querido cambiar los rolles. Que me dediques frases de canciones y todas pidan silencio a gritos. 
Que creas que en mis abismos no hay vértigo. Pero te acojone asomarte en ellos. 
Quizá mañana vuelva y yo esté dormida para siempre. Cuando te enamoras en el último beso, pero sin beso. Cuando repites lo último todo el tiempo. Cuando el tiempo, es tu último recurso y qué paradójico es todo esto.
Quizá mi caos no quiera escucharme.
 Ni nadie lo haga. 
Y acabe volviéndome loca. 
Me has desgastado la coraza, y eso no lo puedo permitir.
La eterna despedida se convirtió en efímera. 
Tú en recuerdos. 
Mi tiempo en cenizas.

domingo, 19 de octubre de 2014

Cocaine.




Fui tu musa de una noche
de las que fuman y se odian a sí mismas, pero que no lo sabe nadie.
Ando perdida en tus lunares,
escuchando tus canciones por si tu voz consigue calmarme.
He estado tantas veces al borde de ser alguien que ya ni me asomo a tus abismos.
Me estoy quitando el vértigo de tanto caer hacía un fondo interminable. 
Te quiero igual que me odio, perdida en estas manos frías que se agarran a tu espalda. 
Echo de menos dormir algo, ya no me sirven las pastillas. Me han creado dependencia de mis pesadillas. 
Coge la puerta y vete, márchate; pero para eso necesito que vuelvas. 
Estoy escribiendo para desahogarme del nudo del estómago. Llevo la ansiedad tatuada por dentro, todas las lágrimas de sangre.
No hay dios que te salve,
pero al menos déjame verte
estoy tratando de ser inerte ante la duda de que me estés olvidando. 
Me están tratando como extraña, como si no me conocieran. 
Dejando claro que mis problemas son míos y los tuyos me la sudan.
A veces se me olvida que soy persona antes que bruma.
Que la línea recta hace tiempo que se torció, que nunca voy por el camino correcto. 

sábado, 11 de octubre de 2014

Xaos.



P o e s í a
 es romperte los esquemas bajo tus sábanas frías. 
El calor de nuestras manos fundiéndose en nuestras caderas.

P o e s í a 
es quererte igual que nos odiamos, mantener el equilibrio en nuestros labios.
Los atardeceres reflejados en tus ojos.

P o e s í a 
es besarnos el alma con el corazón hecho pedazos.
Los abrazos que nos dábamos. 

P o e s í a
 es decirle al amor que se calle, que no escucho tus gemidos. 
Quejarse de la vida dejándola en tus manos.

P o e s í a 
es cuando me decías adiós con tristeza, la que nunca tuviste cuando estábamos juntos.
Todos los sexos que nos han deseado.

P o e s í a
 es necesitarte mío y dejarte libre entre mis brazos.
Que nunca te acuerdes de mis miedos.

P o e s í a 
eres tú porque no preguntas, porque te la suda. Porque te lo noto en las ojeras; que no duermes por escribirnos a oscuras. 

P o e s í a 
soy yo besándote las comisuras. Poniendo punto y final a esta tristeza nuestra.

viernes, 10 de octubre de 2014

X.



Un mes después de lo último que me dijiste antes de que todo se rompiese. Un mes después que parecen años. 
Decidle a ese diez de septiembre que se calle; como yo lo hice. Decidle que me deje en paz; como tú lo hiciste.
Tú te fuiste, y yo me quedé gritando en silencio, cuando debí gritar que te quedases. 
Soy consciente de que yo para ti ya no soy nadie; pero solías decir que éramos iguales. Y quiero creer que tú también lo estás pensando. 
Volver a vernos sería un error. Pero dueles más en ausencia. 
Cuándo no sé cómo estás ni dónde. Aunque a ti eso ya no te importe.
Decidle a ese diez de septiembre que no exista.
O calmarme esta ansiedad.
Decidle a mis demonios que no insistan, que todo se ha ido a la mierda. 
No os interesa.
Y quizá mañana no exista.
Hijo de puta, por culparte de algo. Por calmar todo este odio hacía mí misma
por tu culpa.
Por la mía. 

jueves, 9 de octubre de 2014

Y para qué; bah.










Me he perdido en el infierno
de idas y venidas
de drogas y dramas
de mi tristeza en otras camas.

Todos esperan que lo arregle
pero no lo rompí.
Como si pudiese resolver sus vidas
cuando ni puedo con la mía.

Hago trizas todo lo que toco.
Se me están volviendo demonios
las palabras que no digo
que no te dije.

Como si todo fuese bien.

Me importa mi vida
la vuestra me la suda
y ni por esas.
Ya no me quedan lágrimas.

Un día creí saber amar
pero si vuelve a llamar
me volveré a largar.
Quiero cambiar
pero no puedo.
Estoy esperando a que llegue enero
para hacerme promesas que no serán verdad.

Me estoy dejando el odio en tus lunares
mi vida en esos bares.
Mis cicatrices en cartones.
Ninguna va a quererte como yo lo hice
como ahora lo hago.

Voy a pedirle tregua a mis traumas
voy a dormir un poco a ver si calma.
A quién le importa si no duermo.

Te dije que me iba,
no entendiste una mierda.
Ojalá me odies 
como yo te quiero.

Me están jurando que me quieren
con los dedos cruzados.
Y yo aún me preocupo si no te veo.

Yo lo he jodido todo por un par de palabras
tú sólo te quedaste con lo que no hice.
Todo lo que hice no fue suficiente.

Te alejaste de mí para no herirme
yo me alejé de ti para dejar de quererte
pero no fue suficiente.

Escribo para que no me leas
pero para que vuelvas.
Y si nos vemos otro día
recuérdame lo que fuimos. 
Porque fuimos algo, ¿no?

Estoy haciendo como que no existes.
Como si todo fuese bien.
Soy peor persona de lo que parezco.
Lo hice por mí
no por ti.

Callada como si me escuchases.
Mi pena no la reflejan estas frases
pero si que vuelvas.

Yo estaré ahí cuando todo se acabe.
Como si ponerle frases a este desastre fuese solución.
Pero no me hables de infierno
si yo ya estuve ardiendo
me muero de miedo.

Quiero decirte que todo me va bien
pero no quiero mentirte
desde que te fuiste estoy más triste.

Me has dejado sola con el agua al cuello
por el camino que hice sola para estar contigo.
Te pido perdón
por todo lo que he hecho
por lo que no he hecho
por pedir que te quedases
cuando los días eran grises.


You're sleeping, I'm crying.






Tengo la vida desordenada
al fondo de un cajón oscuro.
Sobreviví a tu desierto
bebiéndome mis lágrimas
pero esto ya no lo curan ni las pastillas.

Mi psiquiatra me ha dicho que piense en mi futuro
cuando tú gratis podrías habérmelo dicho
y con lo que me ahorro me compro algo que me lo vaya acortando.

He dejado los cafés los domingos,
no hay resaca que la aguante.
He firmado mi sentencia
con la ceniza de este cigarro.
Siempre el último.

Me ha dicho mamá que quiere ayudarme
y me quita el dinero pa comprarme.
Así que estos últimos días
he estado cogiendo por prestado cosas que no devolveré nunca.
Y con lo que me saco voy trazando mi camino a la tumba.

Mi tristeza no tiene nada que ver contigo,
yo estaba así antes de conocerte
y después de perderte
todo se ha ido a la mierda.

No puedo reprocharte nada
porque ambos lo prometimos;
pero esto no fue lo que acordamos.
Cada uno por su camino
como si nunca nos hubiésemos conocido.
Y yo dejando la cama desecha
por si hay que tirar los sentimientos de nuevo,
pero esta vez en blando.

No vuelvas cuando lo superes
que no hay ojos que ignoren los tuyos.
Que hace un mes que no me drogo
y parecen dos mil años.

Que ya no paso por el bar de siempre
por si acaso me da por encontrarte.
Por si acaso quieres volver a perderme
y yo ya me he dejado el corazón en aquel septiembre.

Que el amor me ha llamado con tus ojos verdes
y le he tirado un cigarrillo a la cara.
Llámame cuando te encuentres,
por si quieres contarme.

Ahora me ha dado por buscarme,
ya ves, chico
porque tú ya no lo haces.
Ahora me ha dado por pedir ayuda
porque mentiste;
nunca supiste lo que gritaban mis ojos.

Yo sin embargo me ahogué en los tuyos
y ahora ya no sé cómo mirarme.

Me dice que me calme, que son cosas de la edad, malas rachas.
Yo le digo que tres años no son rachas,
que quizá no me gusta la vida
y menos sin tus ojos.

Pero tampoco me pregunta por el color cristalino de los míos
y me pregunta si lloro a menudo
y yo le digo "bueno, cuando me pesa el mundo"
Pero en realidad es mentira, era por hacer la rima.
Y el mundo me pesa siempre
pero mis lágrimas son solo para los cafés y cigarrillos.


¿Duermes con frecuencia?
Tampoco me ha visto las ojeras
o quizá lo dice por eso.
No lo sé, cuando dejo de pensar.

No quiero más preguntas
porque se me están agarrando al cuello
y el nudo me está ahogando.
Paso mis dedos por mis ojos
y le doy la mano.

Usted tampoco me entiende.