martes, 30 de septiembre de 2014

Elegí no elegir la vida; por eso me quedé contigo.




Esto también duele.
Que no me eches de menos.
Me duele haberte mandado a la mierda
sin haberte dicho
que estaba justo a mi lado.
Me duele porque me pedías que yo no fuese
la que te prohibía lo que sabía que hacías mal;
y yo te dejé hacerlo.
Porque seré la chica que te dejó morir en silencio,
sólo porque tú me lo pediste.
Joder
he dejado a la única puta persona que en mi vida me ha importado más allá de mis propias necesidades.
La he dejado metiéndose esa mierda.
Me recordará como la estúpida niñata que le daba la patita si él me lo pedía.
Porque al fin y al cabo eso es lo que hacía.
Aunque sabía que estaba mal.
Aunque sabía que era lo que querías
pero;
¿qué cojones quería yo?
Hostia, te quería allí conmigo.
No tu puta silueta.
Te quería a ti.
Que me hablases.
Que me gritases lo que estabas callando.
Te quería entero y no a pedazos.
Dios
y te dejé prácticamente con esa mierda en los lavabos.
Duele
porque no voy a ser "aquella chica que..."
seré una puta tipa más en tu vida.
Seré un borrón en tu memoria.
Ni siquiera me verás nítida.
Dios
te quise más que a todo este silencio suicida.
Te quise y sólo supe cagarla.
Te quiero y sólo sé lamentarme.
Porque soy demasiado cobarde para volver a buscarte.
Porque lloraré hasta desgarrarme la puta garganta
antes de salir a buscarte
y me odio.
Esto también duele.
Que yo esté pensando en ti
y tú ni siquiera sepas que todavía no es tarde.
Que te dije "se acabó"
pero estaba tan cansada y abatida del mundo
que no supe qué más decir.
Que quiero que vuelvas a ser mi puto desastre.
Que quiero que me vuelvas a mirar a los ojos
y yo no sepa dónde cojones meterme el mundo que me sobra alrededor.
Que quiero que todo vuelva a empezar desde el principio.
Que vuelvas a joderme la puta vida
como antes.
Que acabe este silencio en el que mis demonios gritan.
Que esta puta mierda no quema mis penas.
Que me estoy dejando la vida
por el filtro de ese porro.
Que te estás dejando la vida
por aquella línea del lavabo.
Que tu cuarto no me echa de menos.
Que ya no recuerdo tu olor
ni tus labios.
Que te veo en cada puta esquina
mandándome a la mierda.
Que te vuelvo a ver marchar y esta vez
yo grito que te quedes.
Que caes por mis ojos
y mueres en la comisura de mis labios.
Que echarte de menos también duele.
Joder.
Háblame.
Dime algo de una puta vez.
Gritame que me odias.
Esto también duele.




Se cerró el telón
en el que se abrieron mis heridas.
Todas las palabras
que fueron mentira.
Se cerró el telón
de todas nuestras horas muertas.
Las poesías
que te escribía a escondidas.
Todas mis miserias.

Sácame de esta
aprieta ese gatillo.
Acaba con esto.
Tus ojos me están pidiendo auxilio.
Y yo sin saber dónde dejé el mechero.

Estoy
al borde del abismo.
Donde se juntan
mis penas con tus penas.
Donde la muerte
se ha pillado un ático.
Porque lo que hicimos bien
no fue suficiente.

Se cerró el telón
de mi camisa en tu cuarto.
Las noches que en silencio gritábamos.
Ya no jugamos a ser nadie.

Y me suda los cojones
si empieza todo a arder.
El frío de mi piel
y tus puños machacados sobre la pared.
No vas a volver
y volverás a encontrarte en los ojos de otra mujer.

Volviendo a odiarlo todo
a no sentir mi vida en el fondo de aquel vaso.

Estoy
condenada al fracaso
por contrato.
A ser decepción
en cada párrafo.

Se cerró el telón.
A la mierda el guión.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Las noches en las que te grité en silencio.





Recuerdo tus ojos mirándome.
Tus manos sacando otro cigarrillo
y colocándolo sobre tus labios.
Recuerdo tu cabeza sobre mi pecho.
Los días grises en los que me pedías tregua.
Y sobre todo cuando me pedías que te abrazase.

Estoy echándote tanto de menos que hasta duele.
Estoy echándome de más en todos los aspectos.

Me ahogo.
El nudo de la garganta me está ahogando.
Y tú no estás para salvarme.
Dios, te quise tanto.

No debería haberme marchado;
¿dónde estás?
No debería haberte dejado ir.
Quizá debí contarte que suelo ser un desastre,
aunque imaginé que ya lo sabrías.
Quizá debí explicarte que no quería haber dicho todo aquello.
Quizá debí escribirte cuando los días eran más grises.

Y me duele recordar cómo te fuiste.
Pero lo que realmente me atormenta
es que yo no salí a buscarte.

Después todo se fue al traste.
Después todo es una mierda.

Pero tú no quisiste encontrarme.
Joder, estuvimos tan cerca después de aquello
que aún no sé cómo perdonarme.

Aunque no pienses en mí,
aunque no me eches de menos.
Espero me recuerdes sobre tus sábanas
y no te dejen dormir nunca.
Porque allí te dejé escrita
mi nota de suicidio.

Tú eres un capullo
y yo creí que podrías ser diferente.
Joder, ¿y por qué no?

Quizá el problema es no saber cuál es.

Por qué tú y por qué yo.
Por qué nosotros.

Deja de apretarme el pecho,
dame un respiro.

Cuéntale a tus padres que te habría querido siempre.
Dime cómo vas a explicarle a nuestros hijos, los que nunca tuvimos,
los que quería con tus ojos;
por qué su madre no lleva mi nombre.

Convéncete de que fui yo la que nos abandonó (hasta que te lo creas)
No nos olvides nunca. 

I am.








Esto es lo que soy.
Esto es lo que somos.

Buscamos amor y lo encontramos
en los labios menos sinceros.

Buscamos unos ojos
donde mirarnos a nosotros mismos.
Porque eso es lo que somos.

Desastres con patas,
a veces con gracia.

Yo me busco en unos ojos
porque ando perdida en los míos.

O en los suyos.

Me busco en el dolor ajeno.
Porque soy tragedia,
dolor
delirios.

Porque esto es lo que soy.
En lo que me has convertido.