Quizá no eras tú, ni tampoco tus ojos.
Quizá no era yo, ni tampoco mis manos.
Últimamente ando más triste, más cansada, más perdida.
Ya nada me recuerda a nada, y absolutamente todo me desagrada.
Quiero recordarte, aquĂ, conmigo. Quiero acordarme de cĂłmo se sentĂa estar a tu lado. Pero desgraciadamente soy una chica olvidadiza, ya a penas pronuncio tu nombre en voz alta.
He tenido mucho tiempo para pensar, pero sĂłlo he llegado a la conclusiĂłn de que el tiempo no cura, y que mi odio hacĂa cualquier referencia tuya me daña un poquito más la grieta del pecho.
Me habĂ©is tomado por tonta, y no me gusta cĂłmo se siente. La verdad es que esto me lo podrĂa esperar de ti, pero no de Ă©l. ¿Y todo ese cuento de la moneda?
Supongo que todo el mundo está muy ocupado en vivir su vida, y yo aquĂ, sin saber quĂ© hacer con la mĂa
De verás creo que quitármela serĂa la mejor opciĂłn, pero luego siempre me acuerdo de que para eso, quiera o no, siempre hay tiempo. Quizá más tarde.
Es horrible darse cuenta del tiempo que estás tirando a la basura, y que nunca volverá. Es horrible darse cuenta de que todo eso que decĂan tus padres era verdad. Que te alejaban de caminos por razones que, si me hubiese parado a escuchar, nunca tendrĂa que haber experimentado.
Que es verdad que un dĂa te despiertas y ya no eres una niña pequeña.
Que mamá ya no te va a besar las heridas, porque hay heridas que ya no las sabe nadie. Y es jodidamente horrible callarse y guardarse todo aquello que te está matando por dentro.
Y quizá no fuiste tĂş, ni fueron las veces que me besabas en la frente las que me iban a proteger de todo el daño, cuando fueron tus caricias las que se convertĂan en puñales. Y que quizá tampoco era yo, ni fueron mis caderas las que aliviaron a ese perro loco.
Es probable que nunca sea nadie, ni nada. Que no existamos. Que todo sea una horrible pesadilla.
Despiértame cuando todo termine, que sean tus ojos los que vea después del trance.
94% y en aumento.