lunes, 19 de junio de 2017

an



Para serte sincera, ni siquiera yo sé qué está pasando.
Tengo la ansiedad abrazándome por la nuca, dejando todo su peso caer. A veces creo que ni siquiera ella sabe lo que hace.
En fin, no es que yo sea una santa, de hecho tengo más contactos ahí abajo que por arriba, y eso que a veces parecen querer hablarme mis abuelos desde el cielo. Pero para mí ya es demasiado tarde.

Resulta que soy débil. Joder, no sabes cuánto.
Y no quiero pasar este mal trago consciente de la soledad que estoy experimentando. Porque resulta que sé que no me merezco nada de lo que me está pasando. Y odio tener que ser la víctima siempre, que yo me levanto pero no dejan de empujarme hacia abajo.

¿Y ahora qué?, parecen gritarme.

Ahora solo vacío. Un vacío inmenso donde saltar parece lo sencillo, por eso de que no parece tener fin y prefiero flotar en el aire que agarrarme con todas mis fuerzas para no caer.
Yo, que tengo pánico a las alturas, quiero caer.
No espero que me cojas, ni que recojas los pedazos cuando me rompa. Solo que seas capaz de mirarme con esos ojazos y decirme que nada va bien, pero que sigo teniendo la sonrisa más bonita de esta maldito ciudad. Y que le jodan a todo lo que sobra.

No quiero ser consciente de la mierda que me rodea, no quiero ser fuerte, estoy cansada. Quiero poder derrumbarme sabiendo que mañana podré levantarme otra vez, y tener la tranquilidad de saber que no tengo que ser yo la que cargue con todo a la espalda.

Fóllame, a ver si me calma. Fóllame las ganas de querer morirme, de rozar el infierno y acariciarle al demonio la espalda. Fóllame la baja autoestima que me grita que no sé hacer nada. Fóllame como si fuese una puta, y luego quiéreme, bajito, sobre las sábanas.

Yo prometo preparar café en la mañana. Sentarme frente a ti y despeinarte, decirte que estás jodidamente feo cuando te enfadas. Mentiría.

No sé, follémonos.
La muerte, la vida, el descanso o la fatiga.
Follémonos.

¿Qué más da?

Escribamos una historia sin sentido, sin comas, a toda prisa. Jodidamente intensa. Yo prometo escribir una canción por cada lágrima que después derramemos. El arte no tiene que ser bonito, se trata de sentirlo.

Así que, pongamos las cartas sobre la mesa y sobre ellas nuestros cuerpos.
No quiero tener que volver a repetirlo.

La vida es demasiado corta para tener que pensarlo.

domingo, 18 de junio de 2017

mad





No dejan de acusarme dedos que no conocen nada de mí, y hasta entonces me valía como excusa para no escucharles. 
Ahora me he cansado de callarme, como si una puta tuviese que hacerlo por su condición de serlo. Cállate, anda. Respira hondo porque va directa a tu costado. Relájate. Siente el dolor, saborea el sudor que gotea desde tu frente. Interioriza ese temblor y acuérdate de mí. 
¿Sabes? Ya no temo que me olviden. Soy yo la que se larga. Ah, pero no te preocupes, sé con quién y cuándo quedarme. No es una coraza, ya no. Es que me he cansado de soportar a cobardes que se creen dioses. Y joder, sentí lastima por ti cuando descubrí tu bajo vientre, te lo juro. Menuda putada. 
Estoy bien, en serio. Sonrío con esa cara de hija de puta que se me pone a veces. Siento cierta atracción por lo macabro, al margen siempre de la locura que me envuelve y a veces me hace encontrarme en situaciones en las que jamás querrías verte. Cierto, me centro, pero a veces se me va la pinza. 
No es que no quiera saber nada de nadie; es que todo me parece un maldito coñazo. 
Estoy a mi aire pero me carga saber que lo comparto con gente tan estupida. ¡Ah, se me olvidaba!
A veces no tengo razón, pero que vengas tú a quitármela con esos aires de superioridad me come el coño de arriba a abajo. Y a veces, a parte de dar mi brazo a torcer, también me apetece chillar y pegarte un puñetazo en la boca del estómago; pero por suerte o por desgracia aún conservo un poquito de civismo. Pero solo por eso, tu humanidad deja mucho que desear.
Sin embargo soy fiel a mis principios y por eso te salvas - os -.

Pero qué vais a saber, anda.. me río yo de vuestros demonios - sobre todo de aquellos que aún no los conocen - tranquilos, algún día.

domingo, 16 de abril de 2017



Alcé la vista un instante.
Me ahogaba la pena,
decía que todo iba a ir bien mientras preparaba la soga.
No importa, confío en ti.
Caminé durante horas sin saber muy bien a dónde.
Acabé mi paquete de cigarrillos en apenas diez calles.
Madrid acunaba mi desastre y el cielo comprendió que debía lloverme.
Tres pasos más a la derecha, entré a un bar que parecía tranquilo. Pedí una cerveza y me senté en la barra, dejé el abrigo sobre mis rodillas y mecía mis pies en el taburete.
El vestido negro empezaba a sobrarme.


jueves, 9 de junio de 2016

Please, end.




Últimamente ando observando que el mundo cada vez es más pequeño; me explico.
El odio está, cada vez, mejor visto. Somos pequeños trozos de carne hasta arriba de éxtasis como los nazis que, poco a poco, queriendo ganar una guerra absurda acabaron sin empatía. Monstruos movidos por un odio construido desde unas bases totalmente confundidas.
Ahora las personas parecen tener cierto apego por las malas conductas, como si la vida tratase de pisar al débil para que individuales lleguen a ser algo, pero completamente solos.
La gente ya no se ama, se ha perdido el respeto. Amar no es más que ofrecer lo bueno de ti a alguien y que a cambio esta persona te lo ofrezca o se marche con respeto, sin herir tus sentimientos. Sí queridxs amigxs, se puede rechazar sin recurrir a la violencia verbal, al desprecio. Las personas cambiamos de opinión y de gustos constantemente, que a alguien le dejes de gustar no es una ofensa. Simplemente respétalo y, aunque probablemente tus gustos sigan intactos, el tiempo y la vida siguen. Es una pérdida de tiempo querer entender a base de odio por qué.
El mundo cada vez está más enfermo, se muere, se pudre. La madre tierra no llora, sin embargo, tarde o temprano dejará de soportar tanto peso sobre sí misma y olvidará que acuna el odio. Sacudirá su lastre y volverá repleta de paz y armonía o, a consecuencia de nuestra forma de evadir responsabilidades, se pudra para los restos. Y todo esto habrá sido un segundo en el tiempo. Tan efímero que, absolutamente nadie recordará nuestro paso por el mundo.
La vida se está muriendo y a nadie parece importarle. Ocupados con su absurda batalla de egos.
"El ser humano es malo por naturaleza", he escuchado esto tantas veces, que no me puedo creer cómo mi alma se estremece cada vez que abro los ojos y veo el mundo que nos han dejado.
El ser humano es bueno por naturaleza, es esta vida que nos han vendido la que (n)os hace absurdamente malos.
Por eso, y aunque estéis cansadxs de oírlo, el feminismo es tan necesario. Una lucha que trata de abolir cualquier forma de opresión no puede ser mala, sin embargo, y cómo no; hay quienes la malinterpretan. Y las personas, egocéntricas y llenas de soberbia, en vez de explicar y dar a entender, prefiere seguir con su batalla de egos absurda.
Por eso, querida vida, tu existencia debe ser efímera. No puedes seguir acunando tanta mierda. Tu final debe ser necesario e inevitable.
Pero, antes de que te vayas, quiérenos. Enséñanos todo lo que nos hemos perdido por absurdos. Así el mundo acabará llorando y tú, por fin, libre.

sábado, 21 de mayo de 2016

5



Amanece turbia, mi cabeza.
Cansada de pensar y de autodestruirse. Los ojos me pican y me lloran, por instinto. Quizá queriendo limpiar algo que va por dentro.
Amanece demasiado temprano, y yo sin mi café. Las calles ya están despiertas, los pájaros llevan cantando desde las cinco de la mañana. Y mi silencio con ellos.
Huele a verano.
Mi cabeza grita.
Cierro los ojos y me imagino cosas extrañas. Cosas que perturban mi muy necesitado sueño. Nada. No hay manera.
Los pañuelos manchados de sangre. Quizá me esté llegando la hora. Los pájaros siguen cantando, retumbando en mi cabeza. Mientras los miedos llaman a mi puerta. Arañando las paredes.

¿Sales a jugar?

jueves, 28 de abril de 2016

Kala.


Una vez supe amar.
Supe mirar a los ojos y no verme reflejada.
Una vez no impuse mi presencia,
 sólo me quedé ahí observando sus grandes ojos azules
que acudían a mí en busca de cariño y luego, sin más; se largaban.
Dejándome con la sonrisa a medias y las yemas repletas de caricias incompletas.
Una vez amé,
 y sus manos eran garras.
Mordía y luego besaba.
Te daba tregua y luego volvía con más fuerza.
Una vez amé tanto, que me daba igual ser despertada a las siete de la mañana,
aún habiendo llegado a casa a las seis y media con los efectos del speed desvaneciéndose.
Incluso, lo intuía y antes de poder despertarme, yo ya estaba acariciando su pelo.
Amé.
Y sé que fue amor verdadero porque aún permanece en mi recuerdo.
Porque sin saberlo, deseo lo mejor para su vida, aunque sea lejos de la mía.
Amé y fue horrible.
Las noches en vela por su culpa,
las tardes tumbadas en el sofá viendo películas.
Los canutos a medias dónde yo expulsaba el humo y ella lo atrapaba.
Amé como se aman los locos,
con prisas pero intenso.

Así que la dejé marchar
para ser libre
y derramé lágrimas
de rabia
o de tristeza
al saber que,
más tarde que temprano,
ella acabaría por olvidarme.

sábado, 26 de marzo de 2016

estoy rota, pero me quiero mucho


La vida me pide un cambio. Yo me enciendo otro cigarro y pienso: "mañana". Levanto la vista y el cielo me llama. Sube. Aún más.
Recojo mi pelo y sonrío.
Estoy loca, pero me quiero mucho.
Echo las culpas en un frasco. Lo regalo.
Quizá en otro momento.
Miro al espejo y me veo. Estoy ahí, tengo el escudo. Lo acaricio con cariño, me muerdo el labio y digo: «me has salvado tantas veces como matado. Va siendo hora de darnos tregua».
Recojo los pedazos y los guardo como trofeos. Estoy rota, pero sigo aquí.
No necesito a nadie. Ese es tu regalo.
No te necesito y te mantengo a mi lado.
Así para cualquier cosa. Así para cualquier persona que dejo apoyarse en mi regazo.
Ya no corto. Ya no quemo. Sólo aullo. Sólo muerdo. No estoy para tonterías ni me afectan lo más mínimo. Soy fuerte y estoy rota. Me encanta repetírmelo.
Estoy rota, pero me quiero tanto.
Cierro los ojos porque me pesa el mundo. Las cicatrices me recuerdan que fui mi peor enemiga. Cuánto daño soy capaz de hacerme, pero sobre todo de aguantar.
Soy dulzura y soy veneno.
Tú sabrás qué quieres de mis manos.