Estoy tratando de mantener la calma desde que todas esas
pistolas me apuntan en las sienes y no disparan. Joder, ¡no disparan! y las
luces de la calle han dejado de existir en mi retina, todo se está quedando
oscuro. Tengo la ansiedad atada al cuello, al estómago y a los temblores de mi
cuerpo. Estoy tratando de mantener la calma, pero no disparan y qué se yo.
Me estoy acordando de tu pelo, de tu pequeña habitación
oscura.
¿Por qué siempre está a oscuras y nunca en silencio?
No puedo dejar de
pensarte, tengo unas ganas horribles de follar contigo o de que me enseñes el
camino hasta tu baño.
Me estoy ahogando de tanto llover por dentro, toda esta
tormenta no me deja dormir y anoche estuve soñando contigo. Y qué tortura
cuando me he despertado. Jódeme la vida, no te preocupes por mis cicatrices.
Quédate conmigo ahora que todo arde, que nadie quiere las cenizas.
Has escrito un libro en mis ojeras, aunque no lo sepas.
Aunque lleves todo esto al margen y nada te importe una mierda. Quiero gritar.
Quiero disparar yo el arma y que se joda el espejo. A nadie le importa sus
pedazos, lo he dicho innumerables veces. Nadie escuchó aquel portazo.
¡Quédate!
(no permitas que me marche).
Me estoy torturando con tu niebla, con las ganas de volverte a ver. Creí haberte perdido en septiembre,
pero volviste con polvo en la cartera, con la camisa de fuerza entre las
pupilas y tus ganas de que volviera a desatarla. Escríbeme otro mensaje de
tregua, que me tatuaste tu cruz a las espaldas. No creas que no te quiero, que
te quise por lo que fuiste y no por lo que aparentabas.
Hablo de nombres en clave, de los lavabos con tu nombre, de
escaparnos a Madrid. Conservo tus recuerdos en la sangre que vertí por el desagüe,
y a nuestros hijos en las cartas que me tiraste. Cuando borracha te escribí mil
mensajes. Te llamé capullo y cielo en una misma frase. Nuestro escondite
siempre fueron tus cuatro paredes. No busques más donde no hay nada. ¿Cuándo
vas a entender que mis ojeras llevan tu nombre?
Estoy harta de las caras. De las voces. Coger un libro de la
estantería de tu cuarto y sentarme sobre tus sábanas. Con el culo cansado de
estar sentada todo el día. Cansada de ver tanta gente y de que tu cajetilla de
tabaco siempre esté abierta. De tu ropa por ahí tirada en un desorden
delirante. Fúmate ese cigarrillo y vuelve a desnudarme.
Voy a gritar que me vuelves loca, literalmente. Voy a tocar las
cuerdas de tu guitarra hasta que te sepas el número de veces que las rasgo
hasta que me arranco a cantar tu canción “preferida”. Hasta que te enamores del
pelo que se desliza por mis mejillas tapándome la desidia. Hasta que vuelvas a
abrazarme por la espalda mientras te canto despacito que te quedes.
Escribir. Escribir. Beber cerveza. Follarnos. Llorar. Fumar.
Drogarnos. Escribir. Besarte las heridas. Abrazarte la coraza. Hacerte el amor.
Quererte toda mi puta vida.
No voy a hacerte promesas por el simple hecho de ver tu
sonrisa, ¿recuerdas? Voy a mandarte a la mierda para que vuelvas conmigo. Voy a
pedirte que te quedes mientras me largo. Voy a gritarle al mundo que no hay
nada que no me guste de ti.
Voy a hacer de tu infierno la mejor cama, el mejor orgasmo y
de mí tu mejor pesadilla. No tengo nada que perder más que tu paciencia
conmigo. No te canses nunca, porque yo no lo hago. A la mierda el amor propio,
¿no ves que te echo en falta?
¿No ves que no te has ido y ya has hecho las maletas?
Dios, voy a volverme loca y no hay cielo hecho a mi medida. Déjame
quedarme en tus infiernos. Déjame decirte que sigues teniendo mi nota de
suicidio y aún no te ha hecho falta. Dime que no me quieres y que nunca he significado
nada. No te rías.
Sé que todo esto no tiene sentido, y qué. Cuándo nada de lo
que hago tiene el más mínimo sentido. Te quiero, más que a mi puta vida, dime
qué sentido tiene eso. Voy a llorar aunque tú no lo quieras, aunque me pidas
que no lo haga. Voy a quererte y a buscarte hasta que por fin admitas que te
encanta, entonces me quedaré contigo hasta que el tiempo desgaste nuestra
ruina. Voy a ser yo, sin fingir, lo prometo. Voy a salir de esta mierda y luego
volveré para sacarte. Que te jodan si aún crees que miento y que no puedo. Y
deja de reírte.
Vamos a ver una peli porno, que ya te echo de menos.