jueves, 27 de noviembre de 2014

Spotless Mind.




Como un sueño que marchita,
Como una flor que se deshoja,
Como si la vida fuese viento
Y nada haya sido comparado con sus ojos.
Que hablen los poetas y no se atrevan a descifrar su mirada,
Vuelve para poder decirte cuánto me has destrozado
Cuánto tiempo he necesitado para olvidarme de tus arañazos.
¿Y si fuese yo la que lo deja todo a su espalda?
No me comprenden, no he elegido elegir la vida.
Reniego de la primavera si no va a traerme tu perfume.
Que le jodan al invierno si no me calientan tus abrazos.
Que le jodan a las farmacias
Y  a los colores rojos de mis mejillas.
Ha sido un placer poder quererte
Pero muchísimo más odiarte.
Y tú sigues diciendo que lo sientes.
Que llore abril
Y sus mil aguas.
Que se muera septiembre
En tus heridas.
Que vuelva mayo para volver a besarte.
Que noviembre sea triste en sus esquinas
Que se joda diciembre y su jodido frío.
Yo quemo más que todos tus incendios.
Quizá debiste apagarlos antes de besarme.
O quizá debí rendirme cuando aún estaba a tiempo de no matarme.
Dile adiós a mis suspiros en tu oído.
A todas las horas muertas.
Coge mi odio y fúmate otro cigarrillo.
Vuelve a mirarme de reojo,
Tatúate mis pestañas a la espalda.
Porque allí me quedé dormida
Mientras tú huías
De todas las sonrisas que hacían débil
Al niño de la reputación de fuerte.
Que te jodan si prefieres discutir
A volver a abrazarme en tu cuarto
Mientras te digo que no me faltes nunca.
Vuelve cuando quieras, porque estaré jodida en una esquina
Donde tú tiraste mis pedazos y no quisiste cortarte.
Donde firmaste que no tenías la obligación de hacerlo.
Puede que yo jugase mal mi parte
Y que realmente seas un jodido embaucador que flipas.
Yo sólo quise follarte y lo hice
Si cuando fui a amarte sólo me encontré con ruinas.
Hablabas de roma como quien miraba tus ojos
Hablabas del amor y de lo jodido que era perder
Tu último mechero,
Y qué más da, si volveré a robarme otros cinco.
Y qué más da, si todos mis caminos conducían a tu calle.
Háblame ahora que te echo en falta
Que todo me sale mal y sólo avanzan las horas
Y se me aprietan al cuello como una soga.
Si alguna vez dije “te quiero”,
Sin duda alguna iba borracha.
Pero si dije “quédate”, joder,
Estaba jodidamente enamorada.
No hablo de príncipe y princesa.
Hablo de chico conoce a chica
Y la chica es emocionalmente inestable.
De chico con trastornos bipolares.
De dos enfermos de psiquiátrico
Besando cada parte de su cuerpo.
Que esta noche no me ceben a pastillas
Que quiero verte dormir
Y durante un tiempo parecer
Que has muerto y no vas a hacerme daño.
Como ves siempre ha tratado de mí
Y de mi corazón inestable
De mí y mi obsesión conmigo misma
De no querer volver a dañarme
Ni un solo rincón más del corazón
Que se ha cansado de cicatrices.
Pero entre todo mi yo
Existía un tú que no hacía más que gritar mi nombre
De joderme la puta vida por entrar dentro
Y después salir como el que rompe un espejo.
Mírame ahora que estoy sincera
Que mis lágrimas han limpiado mis retinas
Y puedo verte las heridas.
Mírame ahora que somos tan iguales
Porque siempre quise follarme a mí misma.
De todas tus putadas
Me quedo con la que dijiste “te quiero”
Y sin duda con la de follarnos en portales.
Jamás quise esto para ninguno
Y sin embargo no he sabido hacer otra cosa.
Recuerdo hacerte una promesa
Que no llegué a cumplir por tu culpa.
Recuerdo haberte escrito un adiós en la servilleta
Cuando aún ni siquiera me habías dicho hola.
Porque supe que esto pasaría
Y quise arriesgarme por si me equivocaba
Pero no falla,
Ya sabes,
El 95%.
No diré que me arrepiento
Porque volvería a hacerlo mil veces
Pero esta vez apostaré por mi bajo vientre
Para que disfrute y se deje de gilipolleces. 

sábado, 22 de noviembre de 2014

Pienso, luego sufro.




Cuando te das cuenta de que lo que haces es completamente estúpido, ya es demasiado tarde. Ya te has enganchado a otro infierno de lluvias de sangre. De ojos inundados de recuerdos rotos. 
Ya llevas otra sangre que no es tuya, que se mezcla y te destruye. Pero es domingo y te despiertas pensando en el café, en todas las veces que has desperdiciado tu vida.
Comienza la autodestrucción. La que te da dolor de cabeza y de estómago. Pero no hay cojones a llorar por nada. Yo que sé, no quedan lágrimas.
Recaes en un infierno sin luces, del que creíste haber salido. Del que no saldrás nunca. Porque los demonios lo llamamos hogar. 
¿Por qué te fuiste?
Le hablo a mi pasado. A las sonrisas que no tuve. A todo el amor que no he dado, porque estoy vacía.
Lo tenía todo a mi favor, para no torcerme, para haber escogido otro camino.
Pero era una niña con demasiado odio en los ojos, con demasiada carga sobre los hombros.
¿Qué esperabas que hiciese?
No miento cuando digo que estoy triste, que llevo así más tiempo del que habla de un día malo, del que habla de una mala racha. Que yo hablo de una vida sin esperanza, de que a nadie parece importarle los cristales rotos. De que no hay dios que me salve.
Hablo de cuatro años escondida en sudaderas XL, de capuchas, grinder y mechero. De cuatro años que parecen siglos.
Y aún sé que me queda toda la vida para seguir siendo una mierda. O de intentar llevar las riendas de un futuro incierto que se aleja, porque esa cuchilla me está rozando las venas.
"Que no te digan que no puedes, nena" y te fuiste como si te importase una mierda. Como si supieras que destruyo lo que toco, pero a ti te regalé caricias. No convertí mi piel en lija, como cheb. Te dije que quería tus demonios, y te largaste de mi infierno.
Y en lugar de un "no te vayas"; "tú verás".
Que no te digan que nunca fui importante, que sigo perdida en tu paraíso de lunares. Que yo existo y tú existes. Y eso a nadie parece importarle. 
Estoy desnudando mi alma, mis miedos; a alguien cualquiera. Y duele.
No sabéis lo que duele desnudarse en un folio en blanco, y regalarlo porque tú ya no lo quieres. Porque igual alguien lo aprecia.
Porque confío en que alguno sabrá leer entre líneas. 
Y confío en que volveré a cagarla.
No finjas conmigo; que se calle el ruido que no me deja expresarme. Que se paren los latidos, que vuelvas a abrazarme.
Jamás sabré poner fin a nada de lo que hago. 
No me despido porque nunca fui de nadie.

Ojalá tengas el sexto sentido;

domingo, 16 de noviembre de 2014

Si tú me leyeras.





No me han dicho tus demonios
Que aquel día lloraste como un niño,
No me han dicho tus suspiros
Que aquel día murió más de un alma.

Pregúntale a los míos por tus ojos,
Que dicen que ni el mar abarca tanto odio en dos pupilas,
rotas
Que todo está más frío desde que ya no me abrazas. 

Dile a tu tormenta que no cese, que te quedan mejor las ojeras
Y que los cafés para ti no tienen ningún efecto. 

Yo te sigo esperando bajo las sábanas
Donde algún día fue divertido mirarte desnudo
Y hacer caricias en tu espalda.

Sigues siendo el chico triste
Que mantiene su reputación a raya
en todos los lavabos.

Y yo sigo siendo
Cualquier chica triste que finge ya por instinto
Porque ningún corazón la ampara.

Ofrece me 
Otro cigarrillo, que este prometo cogerlo. 
Intentaré esta vez
no cagarla.

Y por favor,




quédate.       No te vayas.   

sábado, 15 de noviembre de 2014




El alma al suelo, pisoteada
por una sola mirada
que ni siquiera me ha visto,
niños pequeños visten de luto.
¿Dónde están las luces de Navidad este noviembre (siempre triste)?
Ahógate en mi vaso de lágrimas
todas desde que te marchaste.
Volando alto en horas bajas, que yo no toco techo porque ya me lo he tragado, digerido y vomitado.
Ojalá te atragantes con mentiras de otra pava,
que jode más que tragarse las propias.
Que al fin y al cabo ya llevaban tu nombre
mis insomnios, digo
por tus ojos y toda esa mierda
de que no puedo pagarme el vicio
y toda esa estúpida ley que me hace replantearme si realmente quiero cortarte la polla y servírtela como aperitivo.
No te vistas nunca
que no he visto mejor traje que tu cuerpo desnudo
por eso me jode esto
de tener que hacerme la dura
por unos ojos que me hacen débil
porque intento odiarte tantas veces al día
que acabo agotada
más incluso que en nuestros polvos
porque aún tengo tus manos en mi espalda
de la última mañana
en la que prometiste llamarme
no debería sorprenderme
así que saco otro cigarrillo
como si me importase una mierda todo esto
como si no me hubieses jodido la vida
como si no hubiese visto esa mirada
mírame y di que no nos conocemos
que te jodan, coño, que te jodan.

martes, 11 de noviembre de 2014

Pura frustración. El círculo vicioso.




A veces,
quiero chillar,
llorar
gritar:
"hey, sigo aquí
y estoy viva"

A veces,
me digo a mí misma
que es silencio
que no son voces.

No,
la soledad no me preocupa.
No sé,
dicen:
"La soledad es el mejor
momento para estar con
uno mismo"

Y he ahí el problema,
no es la soledad
es estar sola
conmigo misma.
Y ni tú, ni nadie
sabe lo que es eso. 

No quiero hacerte la putada.
Así que tira, venga,
sal de aquí.

A veces,
cuando nadie me mira
me odio un poco más alto
en silencio.

Y alguien decía;
"¿por qué pides perdón
por ser tu misma?"

¿Te parece poco?

Coge los cigarrillos
y todos mis demonios.
No quiero volver a verte.
Es culpa de la psicosis.

Coger el bus,
de vuelta a casa
o hacía ninguna parte.
Y darte cuenta
de toda la música triste
que tienes en el móvil.

Las bragas mojadas,
las mejillas
y todo eso de
las pupilas dilatadas.

Dejé las pastillas,
la camisa de fuerza.
Se lo he devuelto
hecho trizas.

Debiste haberme salvado.
Jack Daniel's, por favor.
Y el café a las siete de la mañana.
¿Los orgasmos?
Dispara ahora
que me tienes delante.

Volver
¿de dónde?
Volver
sin más.

¿Y qué?
Yo también morí
en aquel septiembre.
Entre tus brazos,
cuando no quise soltarte
o soltarme.

¿Sientes algo?
Demasiado.
Quita,
para de abrazarme.
¿Tienes un cigarrillo?

Este es el cuento
de final abierto
que se desangró.

Sólo silencio
pero irónico
es tu lucha
contra la mía.

Las ganas de follar
o abrir el ron.
¡Dos con hielo, por favor!

No,
no quiero escribir poesía.
No quiero ser artista
ni tener las tetas enormes.
Me conformo con no tener
el coco vacío,
la cartera llena
y un poco de carmín de labios.

Puro vicio.
Salir de aquí.

¿Infierno?
Sweet home.



domingo, 9 de noviembre de 2014

Cuídate.





Me dijo:
"Chica,
deja de joderte la vida
o dejaré de tener sentido en ella".
Y yo que sé, ya llevaba el cigarrillo a medias.
Y lo habría tirado de haberlo sabido.
Todo, incluso el grinder que compré
en septiembre, cuando la cosa se empezó a torcer de cojones.
Incluso los cinco euros
que me costó la yerba
porque no tenía más dinero.
Y cuando todo dejó de tener sentido
tú lo dejaste todo en mis manos
y ya te habías llevado todo mi orgullo.
No sé qué cojones esperabas que hiciera.
No creas que te estoy echando la culpa
de que no te quedaras.
Al fin y al cabo,
ambos dijimos que ninguno
de los dos podía enamorarse del otro
o todo se iría a la mierda.
Viniste pidiendo que te jodiese la vida
y ya no quedan cigarrillos
para jodertela.
Y yo sólo quería hacerte el amor
y me daba igual dónde.
Podría haber hecho de tu infierno
el mejor sitio de tu vida
porque te habría follado
hasta el corazón.
Pero le pedí demasiado
a tus demonios.
No te culpo,
yo también quise joderte la vida
cuando tus ojos empezaron
a no dejarme dormir.
No me mal interpretes
habría dormido contigo
todas las noches
a pesar de tu respiración de mierda.
Y no habría dicho nada más al respecto
que un simple "gilipollas" a tiempo.
Y que de fondo
de todo este cuento de mierda
sonase Johnny Cash a todas horas.
Y un poco de jazz en el desayuno.
Y rock n' roll en la ducha.
Pero tu cama ya no recuerda mi perfume
y no veas qué putada.
No te preocupes por mí
que seguiré jodiendome la vida
sin tus ojos.
Que ya que he perdido el juego
al menos quiero saborear la derrota
porque sinceramente
nunca quise ganarlo.
Pero chico,
ojalá me recuerdes siempre
porque no tengo cojones
de olvidarte.
Y esto me jode más a mí que a ti.
Que el hecho de que me haya ido
sin hacer ruido
es porque 
tu silencio es lo único que conservo.
Y prefiero no romperlo.
Pero te echo de menos
cuando me corro, sobre todo.
No dejes de leer la nota de suicidio
que dejé sobre tus sábanas.
Y cuídate;
sobre todo cuídate.


lunes, 3 de noviembre de 2014

Reset.




Los domingos solían ser menos tristes con sus ojos, pero hace tiempo que dejamos todo eso de ser, y lo de el uno por el otro.
Estoy empezando a aceptar que no me necesitas, pero sigo soñando contigo. Como un castigo (o algo) por haber prometido que me quedaría.
Tengo un problema con el andén y con sus vías, me gustan más los trenes perdidos, que los que tienen un destino de antemano. 
Aún así, prefiero perderme en tus lunares, que me dan menos problemas.
Te odio con todo mi cerebro. 
Aún intento comprender cómo tuviste los cojones de decirme que me querías mirándome a los ojos.
Cuando yo, que me moría por besarte cada segundo de mi vida, no fui capaz de hacerte esa putada.
Te he salvado tantas veces de mí, que me suena burdo tu plan de escape. Que no cuela eso de que querías protegerme, ni toda esa estúpida farsa que inventaste. 
Espero que no vuelvas cuando lo superes, porque soy débil a tus ojos, y me quiero muy poco como para tener que volver a verte.
Si no lo entiendes prefiero que te alejes.
 Yo ya dejé de buscarte, tú ya dejaste de mirarme.
Como si alguna vez hubieses logrado verme. 
Están hablando sobre amor y yo ya voy por mi tercer cigarrillo 
(lo verde es puro aliñe)
están sonriendo como si todo fuese bien y yo miro la punta de mi zapatilla como si nunca hubiese visto nada parecido. Podría haber estado horas así, sin moverme. Hasta que el reloj corporal de la droga me pidiese más. Cuando me vacío, literalmente, y necesito más, cada vez. 
Podrías haber muerto delante de mis narices y yo no habría hecho absolutamente nada para salvarte, salvo poco más que mirarme la punta de la zapatilla.
Sólo cuando el reloj se vaciase habría registrado tus bolsillos, ¿tú no?
Nunca tengo suficiente.
Es divertido escucharlos decir que llegue el invierno, cuando yo llevo el mío tatuado por dentro. 
No tengo las manos frías por el corazón grande, a ese lo tengo encogido en una esquina, hecho añicos.
Las manos frías son de la muerte por dentro.
De estas ojeras negras, de dormir poco y soñar mucho.
Si esta noche vuelvo a tener pesadillas, empezaré a echarte las culpas.
Tú y yo nunca debimos ser más que tú y yo por su camino.
Pero me besaste.
 Todos los desastres de la mano.
Y yo enganchada a tus ojos como yonki a la farlopa. 
Como cualquier frío en exceso, empieza a quemar.
Tengo las pupilas llenas de odio. Mírame y di que no fui suficiente, que te mereces más de lo que mis ojos te ofrecían; o que te den por culo y no vuelvas nunca, así acabaremos antes con toda esta absurda batalla de egos. Con todos tus silencios de mierda y todos mis dramas por tus sábanas.
Ya no me desangro en tus bases ni tu poesía de mierda. 
Ya no pido perdón si digo que odio todo lo que me has hecho escribirte.
Ojalá nunca tengas que leernos, porque tus ojos eran peor que el infierno y los míos piden silencio a gritos.