domingo, 31 de mayo de 2015

Tú mi Kennedy, yo tu Marilyn.



Mujer de poca fe,
de sonrisa mal colocada... andaba siempre por los hostales, colocada a altas horas de la madrugada. Rezando, quizá, por un poco de tregua.
Rezar, ¿a quién? ni siquiera yo lo sé.

Detente, gritaba.
Ahí, justo ahí, donde la inmensidad no oye tu voz. No lluevas, no te cales.
Di estupideces.

No me pises.
Decía el gigante al enano.
¿No me ves? Que tengo el ego por los suelos, que me voy reflejando en los charcos.
Cuéntame un cuento, permíteme decirte que hoy estás extremadamente preciosa. Así, sin la coraza. Con las agujas en el cuello, del tiempo que desperdiciaste con algún capullo.
Quítate el chaleco de cuero, chica punky, y cuéntame qué pasa por esa cabezita tuya.
Pídele perdón al tiempo, que le has despreciado por un reloj sin pilas.

"Ya te lo dije" tatuado en las cicatrices, en las venas. No volverás a verme, o al menos eso me digo cuando me pillo el ciego.
Ser como tú.
¿Ser como tú?
Jack Danield's, no Gin Tonic.
Ser, yo, sin ti. Sin más.

Qué va a pasar ahora que eres tú el que se busca en dos pupilas. Qué va a ser de mí ahora que tengo la cama vacía. Por lo pronto sigue estando ocupada, a veces, cuando me desvisten.
Así que supongo que no soy el tipo de chica que quiere una familia, ni piensa en tener hijos, ni en amanecer con tu culo en mi colchón.
No fui tu chica eléctrica, pero no por eso voy a dejar de serlo. Quiero decir: ser yo.

Cuídate. O que te cuide ella. Yo ya no sé de qué pie cojeas, me pareces despreciable. Y pobre chica, espero que también le rece a un dios que no redime. Que no existe.

Yo sigo estando en la mierda, ya te dije que tú sólo eras un fragmento pequeño, pero inmenso. No tengo por qué aguantar esto. Así que me retiro de la forma más elegante que se me ocurre.
En silencio, con el orgullo entre las manos, entre las tuyas. Con el ego por los suelos. Con el autoestima inexistente.
Pero con la sonrisa triste más bonita que jamás nunca alguien había pronunciado de unos labios; un adiós tan dulce y sincero.
Y que te jodan, sí, también eso:
que te jodan.

jueves, 21 de mayo de 2015

happy hippie birthday


Supongo que nos empeñamos en ser, y ser, y ser. Y nunca en sentir. En hablar de uno mismo y no oírse, esperando que alguien se trague toda esa mierda.
Empeñados, en ser bonito; en ser bonita. Creemos ser el regalo. El primero. El de: porque sí, porque te quiero. Pero más bien somos el de consolación, el de arrepentimiento.
El que busca perdón, y se aferra a la última esperanza siempre. Como si algo les fuese a salvar el culo. Pero no es así, no somos eso.
Así que, a veces, cuando estoy ebria, pienso. Por qué. Siempre por qué.
Por qué no fui suficiente,
por qué no te quedaste conmigo,
por qué prefirió largarse,
por qué no miró hacía atrás cuando gritaba su nombre (en silencio, claro),
por qué no me abrazó,
por qué te largaste.
Y bebo. Bebo porque no encuentro la respuesta. Y cuánto más bebo, peor me siento. Porque los borrachos lloran por todo. Absolutamente todo. Y yo, cariño, necesito achicar agua. Que desaparezcan todas las lágrimas que reprimo a lo largo de los días. Como si fuera necesario, ya ves, nadie; nunca, está mirando.
Y sigo buscando, qué somos, que soy, qué fuimos. Respuestas.
Algo que me devuelva el sueño.
Y si no fui tu musa, ¿quién fui?
Si no fui tu chica eléctrica, ¿qué soy?
Si fui tu puta de una noche, ¿por qué seguiste llamando?
Así que, por lo general, me desnudo despacio. Y me acuerdo de ti, siempre, por si acaso. Perdóname, pero siempre tuve miedo a olvidar. Lo que soy, lo que fui, lo que fuimos. Lo que tú fuiste conmigo.
Y lo peor es, que ni siquiera lo sé. Y me limpio el alma con un par de folios arrugados en la papelera de la habitación, en serio, de esos que jamás nadie leerá nunca. Como los poetas de verdad.
Yo que nunca aspiré a nada. Que dejaba todo siempre en borradores. Y tú, recuerdo que tú dijiste que dejase de creer que todo lo hago mal y que querías hacerme el amor, allí mismo, donde fuera.
Y discúlpame si no entiendo. Porque no tengo ni puta idea de nada. Y no sé cómo pude enamorarme de un desconocido al que le había hablado tantas veces. Y supongo que en el fondo sé que te conocí, un poco. Cuando me recitabas poesía, desnudos en tu cama. Y yo acariciaba tu pecho y escuchaba atenta tus palabras, tu voz, tus ganas de ser (conmigo, supongo) pero siempre dabas marcha atrás y volvías a echar el pestillo. Te juro que te recuerdo con cierta ternura, entre mis brazos, como un niño. Como sólo un niño sabe estremecerte. Y no puedo contener las lágrimas, y a la mierda la coraza.
Así que, siempre llego a la conclusión de que no sé nada, como dijo Sócrates, pero yo... sin embargo, lo decía porque realmente, no sabía nada. No por modestia, ni por sed de más conocimiento.
Llego contrariada al desenlace, en un cuento que nunca tuvo principio, ni nudo, ni final. Así que entenderás que todo esto me desconcierte. Y probablemente no sepa de dónde esté sacando toda esta fuerza cuando digo que te quiero, pero te quiero.
Y si tú, como yo, tampoco sabes quién eres. Te diré lo que fuiste para mí - lo que eres -.
Fuiste mi casa, mi refugio... el par de sábanas en las que me escondía fingiendo no ser de este mundo cuando el resto del mundo se empeñaba en hacerme sentirlo. El momento justo en el que llego a casa y desabrocho mi sujetador y caigo rendida en el sofá, con la mesa puesta, lista para comer.
El día que vi por primera vez el parque de atracciones. En el que descubrí la música y aprendí a leer.
Las mantas calentitas y el café en los días de invierno. La primera vez que monté a caballo. El día que corrí bajó la lluvia en aquel monte, por puro placer y no por huir. Mi primer beso.
Siento no poder ser más específica, pero ya sabes que siempre me gustó usar la metáfora. Y siento que no puedas ver todo lo que escondo, lo que te ofrezco. Que te pese más lo que ella te deja sobre la cabeza a lo que yo te quito de los hombros.
Búscame en la sombra siempre, o en la noche... o los días tristes en los que no sepas dónde esconderte. Porque quizá siempre fui eso; una chica triste.

miércoles, 20 de mayo de 2015

- suicidio personal -



Si miras fijamente, ahí; más allá de tus narices, habrías encontrado mis manos sosteniendo todo lo que tengo, y entregándotelo a ti. - habrías -
Si tocas mi pecho, notarás que debajo algo late, fuerte, por ti. Que no era solo sexo, no, no lo era.
Yo supongo nunca supe lo que era el amor, porque todo el que tenía a mi lado fracasó. Absolutamente todo. Y yo sólo quería un abrazo y un: buenos días. Cuando aparecía por tu puerta y me jugaba el culo por estar contigo.

Y sí, supongo que será amor porque todavía espero que te quedes. Que vuelvas, como siempre. Que me traigas la calma que te llevaste por - ya no sé ni cuánta vez -.
Y sin embargo, te odio. Porque solo piensas en ti. Porque crees que eres el único con el corazón roto. Porque piensas que no sé cómo se siente estar sola rodeada de gente. Pero cariño, sé lo que es estar sola rodeada de amigos e incluso de familia. Sé lo que se siente cuando la gente cree que eres un bicho raro, y te deja a un lado porque... ni siquiera sé por qué.
Y sé lo que es tener el pecho vacío, lo que es pasar una cuchilla sobre las venas, lo que es mezclar pastillas para que todo se acabe. Y dios, sigo aquí.
Y no conocía peor forma de suicidio que la de quedarse contigo. Y quizá si mi vida eres tú, me estoy suicidando. Pero no lo eres. Yo sólo quería quererte todos los días, que te alegrases de volver a verme, que me leyeras tus poemas y que me abrazases en la cama hasta quedarnos dormidos.
Yo no quería atarte a mí, ni quería regalos de navidad ni viajes a la playa con tus padres.
Sólo hacerte feliz. Eso era todo lo que yo quería de ti. Ni siquiera miraba por mí. Y tienes los cojones de pensar que todo es culpa mía. Que siempre me enfado por tonterías y que no te entiendo.
Bien, pues háblame, pero esta vez, dime algo.
Yo ya no sé si quiero que vuelvas, si quiero que regreses, que te quedes, que me dejes en paz para siempre.
Pero te quiero, hijo de puta. Y te puedo asegurar que ninguna chica va a quererte como yo lo hice, como yo lo hago.
Así que sigue buscando en los garitos a tu alma gemela. Sigue creyendo que es ella la que va a salvarte.
Sigue con tu vida y no me olvides, porque llegará el día en el que te arrepientas de haberme perdido.
Y yo, mientras tanto, prometo cuidarme y ser la chica perfecta que nunca fui para nadie.

miércoles, 13 de mayo de 2015

renton, my darling




No quiero tener que elegir la vida, quiero meterme algo que me haga olvidar que no me soporto a mí misma; poder fumar hachís por la mañana mientras alguien abraza la almohada de mi cama. 
Tener algo por lo que levantarme cada día, quererme un poco a mí misma y sonreírle al espejo. Dejar de ser una chica triste y bailar en los garitos a donde voy casi por instinto a emborracharme mientras no soporto a la gente y salgo a fumar a la puerta.
Olvidaste que yo también lo perdí todo antes de conocerte. Y que quizá creí que tú serías diferente. 
Pero no nos engañemos, tú sólo eres otro chico triste de mierda que se divirtió viéndome sufrir a su costa. 
Un puto yonki. Un hijo de puta al que le gustaba llamarse "poeta" pero no era capaz de leer unos tristes versos a la chica que se había dejado la puta vida por verte sonreír.
Así que no te atrevas a llamarme egoísta. Yo no me rendí. Fue tu puta manía de joderme la vida la que decidió que me largase. Y aún así sigo esperando por si tienes algo que decir. 
Por si aún recuerdas que prometiste intentarlo y yo sólo veo cocaína en tu bolsillo y no mis manos quitándote la ropa. 
Que va, yo no soy perfecta ni mucho menos. Estuve follando con otro mientras tú te metías toda esa mierda en los lavabos. Pero no es nada personal, y mira por dónde fui capaz de hacer lo que no hice contigo: mandar todo a tomar por culo.
También te he maldecido un millón de veces en voz alta, y te compuse una canción que no escucharás nunca.
Quizá si vienes al concierto.

No me gusta esta vida. Estoy tratando de recordar en qué momento se fue toda mi vida a la mierda. Dónde se quedó Laura y qué cojones es en lo que me he convertido.
Puede que esta presión en el pecho me acabe matando. Y sino será el nudo en el estómago. Ya no sé si la angustia es del nudo o si probablemente tendré que preparar mi tiro en las sienes.
Elegí no elegir la vida.
No quiero tener nada que ver con todo lo que os habéis creído que es vida. Con esa rutina de mierda de despertarse cada domingo y preguntarte quién eres.
De no tener ningún sentido, ni sueños.
Sólo otro chute de algo.
Sólo otra cosa que me recuerde que estoy viva, aunque lleve tanto tiempo muerta por dentro.
Yo ya era una chica triste antes de conocerte, no creas que tú tienes algo que ver en esto. Sólo te odio y te quiero más de la cuenta. Sólo me has sacado el corazón del pecho y lo has hecho tu turulo. Sólo tengo el alma calada de llorar por dentro.

Si vas a matarme hazlo ya
y deja de quedarte a medias siempre.

sábado, 9 de mayo de 2015

hostal



Ella abrió el gas,
y le dijo: bésame
como si escuchara
se preguntaba por qué
le había elegido a él
entre un millón de miradas tristes.
Pero nunca encontraba
la respuesta
y él siempre se paseaba
por los pasillos
de la habitación del hostal
con miles de poemas
esparcidos por el suelo
y ella en su cama desnuda
siempre se fumaba un cigarrillo.

Y los poemas echaron a arder,
por dios,
se lo ha llevado todo
y el gas hizo perecer
lo que él había escrito para ella
mientras su musa
desnuda
y con el alma rota
abrió el gas
y cerró los ciclos.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Drogadicción, ludopatía; y esas mierdas.



Cuando escribes una carta de suicidio sueles empezar por el principio.
Por cuando empezaste a sentirte una mierda entre un millón de mierdas felices. No hace falta dar explicaciones, ni que lo entiendan. Es mi suicidio personal.
Luego sueles soltar algún insulto, maldices a un par de personas que te han jodido la vida y piensas que quizá deberías hacer algo.
Pides perdón, aunque no sé muy bien por qué. Perdón, simplemente. Supongo que porque morir también cuesta dinero.
Bueno, y por algún daño colateral que pueda surgir después de que encuentren tu cuerpo muerto en la habitación y una nota al lado con un nombre.
Yo hablé con el diablo, el de la guarda. Siempre habrá tiempo para morir, ¿por qué hacerlo ahora?
Y no es que me guste drogarme, ni que dependa de una sustancia para poder sentir algo. Es que vivo en una jaula demasiado pequeña, y no voy a mentirte, tengo cierto apego por ellas. Por eso de que me hacen sentir.
Pero no le digas al adicto que lo deje, porque el amor siempre vive en tu memoria. 
Yo te di todo. Quizá fue insuficiente. A veces con miedo, por si se rompía la coraza. Nunca te pedí que dejases la droga, te animé a dejarla. Pero siempre contigo, sabiendo que el drogadicto se pone, luego se quita y luego se pone.
Pero la carta de suicidio omite todo lo bueno, porque no quieren que lo tomen por tonto. Ser feliz también es un castigo. Yo siempre miro al suelo cuando ando; busco excusas para no miraros a los ojos. 
Me dais asco.
Me desenvuelvo como puedo, y soy una romántica. Le pido deseos a las fuentes por un beso. Bebo más de la cuenta y a veces dejo que me miréis a los ojos.
Omitiré los días de lluvia, o de sexo.
Me caes muy bien cuando suspiras al verme desnuda. 
Podría ser menos sincera, decirte lo que quieres oír, como una marioneta. Pero no soy esa clase de persona que se preocupa en agradar a gilipollas. Puedo asentir y sonreír si eso calma tu ansiedad de contarme mierda que no me interesa, pero no me preguntes si no quieres oír la respuesta.
Hay lluvia en mis ojeras, a veces. 
Me busco la vida como puedo, le sonrío a los niños pequeños y a los ancianos que fuman en el parque.
No quiero ser la poeta triste que escribe dramas en cada cama en la que deja que la desnuden. Sírveme whisky, que siempre he sido de leer Bukowski y hacer la calle como las putas.
Le pido un poco de tregua al camarero cuando viene y me pregunta qué deseo.
Tengo pendientes mil viajes,
dejar toda esta mala vida a parte
sacarte de la mierda y que vengas conmigo. 
Jamás volverás a pasar hambre y seremos dos tristes enamorados de una ilusión que no existe.
Hazme el amor, hazte el turulo, déjame ser tu guardián entre el centeno.

domingo, 3 de mayo de 2015

Domingo.


Me parece indiferente lo de esta entrada,
pero es domingo
tengo resaca y estoy cansada.
(El vídeo es de ayer, no de hoy. No por nada, sino porque).